Christiaan Lecarnaqué Linares
¿Cómo elegir una carrera profesional? Esa es la gran pregunta. No todos los jóvenes tienen claro qué camino seguir después de terminar el colegio. En este caso, ¿qué decisión tomar? ¿Escoger una opción que genere dinero o priorizar la satisfacción personal y profesional?
Para la psicóloga de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), Sarita Farfán Cruz, elegir una carrera profesional es una decisión importante que determinará el futuro profesional de toda persona.
“Esta elección debe estar basada en los valores y metas personales. No es fácil, pero tampoco es imposible, y como toda decisión, tiene un proceso”, recomendó.
Por eso, primero los jóvenes deben iniciar una etapa de autoconocimiento, que no es sencilla y toma su tiempo. “Entre más tranquilos estén, podrán conectarse mejor consigo mismos y así descubrirán sus fortalezas e intereses”, explicó.
Las tres listas
Como parte de este proceso sugirió elaborar, con lápiz y papel, tres listas.
En la primera lista, el joven debe identificar sus fortalezas. Por ejemplo, si le gusta las ciencias o letras. “También debe colocar si le gusta actuar, recitar, conversar, si es bueno aconsejando a sus amigos, contar chistes, es decir, las cosas que más le gusta”, agregó.
La segunda lista está reservada para lo que le divierte o realiza en su tiempo libre. Por ejemplo: jugar con los amigos, hacer deportes, pasar tiempo en redes sociales, ir al cine, leer un libro o cualquier actividad que le entretenga en sus momentos de ocio.
Finalmente, la tercera lista está dedicada a cómo se visualizan en el futuro. Aquí deben escribir cómo se ven en el futuro, qué lugar ocuparán en la sociedad y cómo aportará a ella a partir de una profesión. “Cómo les gustaría verse: trabajando, con gente o sin gente, trabajando a campo abierto o en una oficina, etc.”, detalló.
Reforzar o investigar
Una vez terminada la elaboración de estas listas, Sarita Farfán propuso identificar las dos actividades más importantes en cada una para orientar la elección. Este trabajo debería reforzar la decisión respecto a la carrera elegida o motivar a investigar sobre las profesiones que podrían enlazar con los intereses y aspiraciones planteados.
Sugirió no complicarse con la tercera lista porque podría demorar, incluso para los adultos no es fácil responder esa pregunta. En ese caso, se debe esperar a tener una idea más clara del futuro próximo.
Lo recomendable es que los jóvenes empiecen a realizar este ejercicio cuando estén en cuarto o quinto de secundaria, para evitar tomar decisiones rápidas y con presión.
“Hay que elegir la carrera con sabiduría y pasión. Encontrar la carrera puede ser un proceso desafiante y difícil”, indicó.
EL DATO
Sobre la aplicación del test de orientación vocacional, la psicóloga apoyó llevar a los jóvenes a estas pruebas, pero aclaró que este tipo de evaluación sólo orienta, la decisión final es de ellos.
¿Qué pasa si no hay una decisión tomada?
Pero qué sucede sí aún con estos ejercicios el joven estudiante no tiene claro su camino. “Si no la tienes clara, si no sabes bien, no te conoces y estás bajo esta presión, no tomes esta decisión. Si crees estar seguro y en el camino no te gustó, no hay problema, puede haber una segunda decisión más centrada”, comentó.
No hay que descartar que los jóvenes tomen un año sabático si es que tienen problemas para elegir una profesión, pero este periodo debería estar dedicado a desarrollar actividades orientadas a decidir por una mejor opción.
El dinero no es el mejor camino
Farfán también sugirió no elegir una carrera por dinero o moda. “El éxito no se mide por el dinero”, señaló.
Si un joven escogió bien, entonces encontrará mayor satisfacción personal y profesional y eso, repercutirá económicamente, situación que no se presentará en aquel que tomó una decisión basado en lo que recibiría como remuneración. “Si lo hago por hacer y no es mi pasión, no lo voy a hacer bien. Obviamente, la satisfacción personal no será como la esperaba”, opinó.
El rol de los padres
Los padres juegan un rol importante durante todo este desarrollo, pero no como actores autoritarios, sino como guías de sus hijos.
“Lo mejor que deberían hacer los padres de familia es acompañarlos en este proceso para que no sea estresante, saturado, difícil, sino para disfrutar. Ayudemos a nuestros hijos a conectarse con ellos mismos y orientarlos”, señaló.
Pero, qué sucede si los jóvenes optan por una profesión y los padres la consideran una mala elección. “Como padres debemos respetar la decisión de nuestros hijos, a pesar de que no estemos de acuerdo”, agregó.
“Me tocó atender a chicos que estudian una carrera porque es lo único que el papá les iba a pagar. En algunos casos, académicamente, les va bien a pesar de esa presión, pero la satisfacción personal, la felicidad, el optimismo no es bueno. Hacen cosas por hacerlas y en algún momento habrá una caída”, relató.
Los padres ya tomaron sus decisiones y ahora es momento de que los hijos hagan lo mismo.
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