José Colque
Arequipa es una de las regiones del Perú donde la trata de personas persiste en los últimos años, según advirtieron especialistas del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo.
La psicóloga Lisha Galagarza Pérez explicó que anualmente, desde 2022, esta problemática se incrementa entre un 20 % y 30 % por la migración extranjera que está vinculada a brazos de la organización criminal “Tren de Aragua”.
“En su mayoría (el Tren de Aragua) trae a sus víctimas con engaños desde Colombia y Venezuela, ofreciéndoles trabajo en diferentes áreas, aunque también hay otras personas que vienen a prostituirse; pero en ambos casos cuando llegan, les quitan sus derechos y amenazan con hacerles daño a sus familiares”, dijo.
Los derechos afectados son la libertad, integridad y dignidad, según la docente de Psicología de la San Pablo y también especialista de la Unidad de Asistencia Distrital de Atención a Víctimas y Testigos (Udavit) de la Fiscalía, María Arcos Náquira.
“El caso más recurrente en la trata de personas es el fichaje. Las mujeres son traídas desde el extranjero por unos 9 mil soles de costo por viaje. Ellas terminan de pagar este dinero, pero las mafias les piden más y si optan por escapar, saben que son vigiladas; aunque tienen la opción de denunciar estos casos”, sostuvo.
Por su experiencia, en la mayoría de casos que atendió, las víctimas son degradadas y su percepción se orienta a ser tratadas como “cosas” u “objetos”, por lo que algunas aceptan su condición vinculada a la prostitución.
Si son mayores de edad, algunas deciden continuar con las labores de servicio sexual, aunque Arcos advirtió que, generalmente, esta situación se da de manera forzosa, no obstante, las víctimas pueden efectuar su denuncia. Mientras que cuando se trata de menores de edad, estos casos sí deben ser atendidos por las autoridades para que las jóvenes puedan ser derivadas a su familia.
Según los informes del Ministerio del Interior, entre 2021 y 2023, en Arequipa se reportaron 582 casos de trata de personas, en comparación a otras regiones del sur del país como Puno (350), Tacna (210), Cusco (179) y Moquegua (17).
EL DATO
Cuando se realizan operativos policiales relacionados a la trata de personas, se observa que las víctimas son coaccionadas a aprenderse el discurso de que no son obligadas a ofrecer servicios sexuales o de compañía.
¿Cómo atender a las víctimas?
La docente del Departamento de Psicología de la San Pablo, María Arcos, explicó que las víctimas de trata de personas sufren violencia física, psicológica, son abusadas por sus tratantes o incluso son obligadas a consumir drogas.
Por ello, cuando recuperan sus derechos, deben seguir un tratamiento en salud mental. “Cuando las víctimas son liberadas suelen tener depresión, trastornos, estrés postraumático, ansiedad, ideas suicidas y no confían en nadie”, sostuvo.
Además, recomendó que los tratamientos pueden ser orientados a la catarsis, liberando emociones contra imágenes de sus tratantes, asimismo, es aconsejable retomar las amistades que tenían y el contacto con la familia para recuperar la confianza en sí mismas y seguir un proyecto de vida.
IMPORTANTE
Las especialistas en Psicología advirtieron que las redes de trata de personas aprovechan que el control migratorio es deficiente, tanto en el norte como en el sur del Perú, y que las organizaciones criminales están “ganándole” la partida a las autoridades.
¿Cómo evitar caer en redes de trata de personas o casos de abuso sexual?
Las especialistas Arcos y Galagarza coincidieron en que las redes sociales son los principales actores que propician el contacto que favorece a la trata de personas y el abuso sexual.
“Por ejemplo, en el caso de menores de edad, deben conversar más con sus padres, tener más confianza en ellos y no en las personas nuevas que conocen. No deben dejarse llevar por propuestas de viaje de personas desconocidas u otras invitaciones”, advirtió Galagarza.
Sugirió que en casos excepcionales, cuando una persona acepte conocer a otra físicamente tras un contacto por redes sociales, este encuentro sea comunicado previamente a los familiares y el lugar de reunión sea público para reducir las situaciones de riesgo.
“Incluso si salen a reuniones o fiestas, hay que tener cuidado con las bebidas que toman. ¿Cuál es el objetivo de una salida? Salir acompañados de amigos y regresar a casa juntos, la comunicación debe ser constante”, enfatizó.
Además, las personas no deben compartir fotos o vídeos privados por ningún motivo, ya que esto puede ser perjudicial en un futuro.
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