Rolando Vilca Begazo
La elección de Élmer Cáceres Llica (45) como gobernador regional de Arequipa para el periodo 2019-2022 genera preocupación en los ámbitos político, empresarial, social y dirigencial. En esa perspectiva, es necesario no solo interpretar su triunfo en las urnas, sino también analizar el escenario que se viene para Arequipa y el sur del Perú.
En opinión del analista político José Lombardi Indacochea, a Cáceres Llica le favoreció el gran malestar de la población frente a la coyuntura política del país, y además “supo capitalizar todos los antis”. Recordemos que durante la campaña electoral, se mostró como un candidato antisistema, antiminero e incluso anti desarrollo agroindustrial, en el caso del proyecto Majes Siguas II.
“No se esforzó por esbozar ningún programa político, sino por transmitir todo este malestar, y eso, electoralmente, le dio réditos políticos”, agregó.
Por su parte, el director de la Escuela Profesional de Sociología de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA), Alipio Montes Urday, señaló que la elección de Cáceres Llica “es el resultado de la expresión de aquellos grupos sociales excluidos del progreso y el crecimiento económico de la región, y que ahora aspiran a una reivindicación”.
Es por ello que durante la campaña se movió con símbolos culturales andinos y expresiones ligadas a los grupos poblacionales que no gozan del sistema, y a los que “hizo propuestas demagógicas, como repartir las tierras de Majes II en parcelas de cinco hectáreas o anunciar que los proyectos mineros como Tía María o Zafranal simplemente ‘no van’”.
Sin proyecto político
Lombardi fue un poco más allá y afirmó que Cáceres Llica “no encarna ningún proyecto político” y solo canalizó el malestar de la población frente a la crisis política y los actos de corrupción en el país. Y todo eso se reflejó en la elección de gobernadores regionales con estilos similares, como Walter Aduviri, en Puno; Zenón Cuevas, en Moquegua; y Juan Tonconi, en Tacna.
Macrosur
Además, Lombardi consideró que a pesar de que en el imaginario colectivo se teme que con la elección de estos personajes el sur se podría convertir en una región conflictiva, el tiempo y las demandas de la población no les darían las condiciones para esto.
“Ellos fueron elegidos como gobernadores y no como dirigentes de frentes de defensa. Tienen que realizar obras y otras cosas. Un anti anti durará ocho meses y después la gente esperará que empiecen a resolver los problemas de sus regiones”, explicó Lombardi.
Incluso, sostuvo que se podría dar la oportunidad de lograr la tan ansiada integración macrorregional del sur al existir gobiernos regionales similares en cuanto a su origen social y popular.
“Tal vez el macrosur se pueda formar a partir de estas identidades más étnicas o puede que no, ya dependerá de la habilidad de los gobiernos. Pero allí sí hay una oportunidad. Tal vez lo que no logramos los criollos del macrosur lo puedan lograr estos gobernadores regionales que tienen una base social más uniforme”, agregó.
Sin cambios
De otro lado, Alipio Montes sostuvo que a partir de la evidente falta de propuestas de gobierno de Cáceres Llica, no espera “un cambio revolucionario, sustantivo o importante en el desarrollo de la región”.
Aclaró que muchas de las promesas electorales de Cáceres Llica serán incumplidas y eso sí es preocupante por el impacto que pueda generar en quienes apoyaron su elección. “Los migrantes y los provincianos que ahora se sienten con derecho a exigir podrían voltearle el respaldo popular si no cumple sus promesas”, enfatizó.
De igual forma, advirtió que en el caso de Majes Siguas II no tendrá mucha injerencia, pues el modelo de subasta pública para la venta de tierras ya está definido y será muy difícil cambiarlo para favorecer a los pequeños agricultores.
En el caso de los proyectos mineros de Tía María y Zafranal, Alipio Montes recordó que su ejecución no depende del Gobierno regional, puesto que el Gobierno nacional puede otorgar todas las autorizaciones para que salgan adelante; aunque reconoció que si no existe una buena relación entre la minera y la población, no se concretarían.
“Lo que le corresponde a Cáceres Llica es negociar con las mineras para obtener mejores beneficios en favor de la población. No debemos olvidar que es imposible hacer desarrollo si no hay inversión ni empresa privada”, apuntó Montes.
Lo que sí destacó es la intención de retomar el cobro de la deuda a Cerro Verde por el pago de regalías mineras. “Allí, lo que debería plantearse al Gobierno nacional es que todo el monto que se recupere sea transferido al Gobierno regional para ejecutar obras de impacto regional”, añadió.
Legitimidad
Tras la resaca del triunfo electoral, lo que sigue ahora es que la flamante autoridad regional empiece a dar señales de lo que podría ser su gestión a partir del 1 de enero del 2019. Y en esa línea, se espera conocer quiénes integrarán su equipo técnico, porque es a través de ellos, como advierte José Lombardi, que no solo se ganará el respaldo de los electores que no votaron por él, sino que también anticipará cómo será su gobierno.
En este proceso, Cáceres Llica tendrá que afrontar la realidad de gobernar y dejar de lado las promesas electorales. “La experiencia nos recuerda cómo es que se ganaron elecciones con la izquierda y luego se gobierna con la derecha. Entonces, no auguro que termine de la misma forma, pero su gobierno es de ‘lo posible’”, afirmó.
En todo caso, y como es usual, habrá que esperar los tres primeros meses para tener un mensaje claro de lo que pretende hacer como gobierno. “No nos podemos anticipar a decir que será una mala gestión. Eso es apresurado. No olvidemos que fue dos veces alcalde de Caylloma y que de una u otra manera conoce la administración pública. Habrá tenido un equipo que le ayudó a gobernar”, reflexionó Lombardi.
De la misma opinión es Alipio Montes, quien deja en claro que Cáceres Llica fue elegido democráticamente, y en ese contexto, todas las fuerzas sociales y los diferentes gremios de Arequipa “deben estar predispuestos y exigir un diálogo para avanzar en el progreso de la región”.
“Primero, debe contribuir a resolver las desigualdades de la población y, al mismo tiempo, consolidar a Arequipa como una región cabecera y vincularla con otras regiones. Y para ello debe articular al sector privado, el Gobierno nacional y las fuerzas sociales. Ahora depende de él si quiere hacerlo”, finalizó.
Lo dijo
Según José Lombardi, las recientes declaraciones de Javier Ísmodes evidencian que es un pésimo perdedor. “El perdedor que augura un fracaso a su contrincante sin saber lo que pueda pasar y suponiendo peleas que se van a agudizar revela que habla con el hígado y no desde la realidad política”.
El dato
Para Alipio Montes, “el gobierno de Élmer Cáceres no es de izquierda, es más nacionalista, regionalista, antiglobalizante, anti símbolos modernos. La izquierda es más internacionalista”.
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