Christiaan Lecarnaqué Linares
Hace mucho una protesta no era tan violenta como la ocurrida el pasado 12 de diciembre en Arequipa, cuando manifestantes dañaron las luces de balizaje y la pista de aterrizaje del aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón.
Como consecuencia de estos hechos, el terminal aéreo cerró, los viajeros nacionales e internacionales quedaron varados y recién el lunes 19, es decir, una semana después, pudieron partir desde Arequipa. El lunes 26, recién hubo vuelos nocturnos, aunque solo hacia Lima.
Bastaron unos días de convulsión social para malograr la buena imagen de Arequipa y el país como destino turístico, y como primer efecto la Ciudad Blanca perdió la sede de la novena edición del Congreso Internacional de la Lengua Española.
El evento ahora se realizará en marzo, en Cádiz, España, debido a la “inestabilidad política” que vive el país, según relataron medios españoles. Arequipa perdió no solo otra oportunidad de proyectarse al mundo, sino también de recibir ingresos económicos. Por ejemplo, el encuentro realizado en Córdova, Argentina, en 2019, generó 44 millones de pesos argentinos (S/ 2 millones al cambio de ese año).
A ello, hay que sumarle que el 80 % de los paquetes turísticos comprados para los primeros meses de 2023 fueron cancelados, según la Gerencia Regional de Turismo de Arequipa. Además, por cada día de protesta se perdió S/ 1.4 millones en el sector turismo de la región, de acuerdo a estimaciones de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA).
El expresidente de la Asociación de Agencias de Viaje y Turismo (Avit), Jorge Valderrama, dijo que en esas semanas el turista prefirió viajar a las regiones del norte y oriente que las del sur. “Todo esto afecta no solo a Arequipa, sino también al corredor turístico del sur, que fue la zona más conflictiva en esos días”, detalló.
El empresario, aclaró que las agencias trabajan con antelación, es decir, venden paquetes para 2023 con semanas y meses de anticipación, pero en este caso “el próximo año es perdido para nosotros”, indicó. Por eso consideró que solo queda aprovechar 2023 para ganar réditos en 2024.
El peor momento posible
Las protestas cayeron en un mal momento. El sector turismo venía recuperándose de las cuarentenas implementadas, cuando la pandemia del covid-19 llegaba a su pico en 2020. Por ejemplo, ese año, el valle del Colca no recibió visitantes por lo menos durante cinco meses.
Según estadísticas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), el Colca admitió a 49 mil nacionales y extranjeros en 2020, cuando el año anterior acogió a 279 mil. Desde 2021 hay un aumento en la afluencia turística y se estima que a fines de 2022 supere los 200 mil visitantes, pero no será suficiente para alcanzar lo reportado en 2019, más aún por el efecto de las manifestaciones de diciembre.
Un proceso largo
Revertir esta reputación no será fácil, ni se dará de la noche a la mañana. Arequipa tenía una buena imagen (aunque queremos creer que aún la tiene). Por ejemplo, una encuesta sobre percepción turística del Mincetur de 2019, reveló que el 86% de los turistas nacionales y extranjeros estaban satisfechos con su visita a Arequipa. Curiosamente lo que más molestaba al viajero, según esta encuesta, no eran las protestas, sino el tráfico vehicular.
Recuperar esa buena imagen tomará su tiempo. “No vamos a cambiar rápidamente la mala imagen que se generó a nivel mundial. Esto es gradual. Es más fácil hacer publicidad de lo malo que vender lo bueno, lamentablemente es así”, indicó el presidente de la CCIA, Luis Caballero Bernal.
“Pasará un periodo de tiempo importante hasta que el turista confíe nuevamente en el país y especialmente en nuestra región, esto no es inmediato. El turista nacional está más acostumbrado a los paros, pero también vendrá con cierto recelo […]. La recomposición de la imagen de la ciudad demorará”, señaló.
Caballero consideró importante convocar a todos los sectores para iniciar un proceso que ayude a mejorar la imagen de Arequipa en el país y en el extranjero. Esta tarea corresponde al nuevo gobernador regional, Rohel Sánchez. “Debe propiciar una campaña en favor de Arequipa para recuperar la imagen perdida que tenemos en este momento y obviamente convocar a todos los sectores”, señaló.
“Pasará un periodo de tiempo importante hasta que el turista confíe nuevamente en el país y especialmente en nuestra región, esto no es inmediato”.
Luis Caballero Vernal, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa.
Para Jorge Luis Valderrama, el sector turismo en Arequipa genera 100 mil puestos de empleo directos y 50 mil indirectos. “Unas 150 mil familias dependen de este sector en Arequipa”, indicó.
Esta industria no solo involucra a agencias de viaje y hoteles de grandes cadenas internacionales, sino también a guías, artesanos, restaurantes, hospedajes, discotecas, bares, transporte, etc. regentados en su mayoría por pequeños empresarios.
El diálogo puede funcionar, pero aún los ánimos están caldeados y las organizaciones sociales del sur del Perú convocaron a nuevas protestas para enero. Una coyuntura que podría alimentar la imagen de inestable que la ciudad está proyectando al mundo.
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