Elizabeth Fernández Aranzamendi
Máster en Tecnologías Avanzadas en Comunicaciones y docente de la Universidad Católica San Pablo
¿Sabías que el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (Inen) registró en promedio 17 500 nuevos casos de cáncer durante 2021? En comparación con las cifras de 2020, se evidencia un grave aumento del 40 %. Las causas de este incremento se deben al aislamiento social y saturación de centros médicos por el covid-19, que no han permitido a la población una detección y tratamiento temprano de esta y otras enfermedades.
A pesar de que los avances en la técnica a nivel mundial permiten la posibilidad de controlar los referidos cuadros, factores como la falta de equipamiento, el poco personal especializado y la dificultad de traslado a zonas rurales, nos hacen imposible evitar estas cifras.
En los ámbitos de investigación biomédica, en los últimos años, se han desarrollado nuevas tecnologías en las áreas de radiofrecuencia (RF), microondas y con especial relevancia en el desarrollo de antenas, que contienen un gran potencial de diagnóstico y tratamiento de enfermedades a un bajo costo y gran portabilidad. Con ello, se reduce una de las mayores deficiencias en la sociedad: permitir el acceso a diagnósticos tempranos con sistemas no invasivos.
Estamos en un mundo de constantes cambios tecnológicos y las comunicaciones inalámbricas juegan un papel primordial en su crecimiento, en donde es relevante mencionar que estas comunicaciones se caracterizan por una crucial herramienta: las antenas.
Es erróneo pensar que estas sirven solo para las comunicaciones móviles, satelitales, o de bluetooth, ya que su principio de operación posibilita la detección y tratamiento de algunas enfermedades biológicas, incluido el cáncer, aunque paradójicamente, por desconocimiento, las personas las relacionen directamente con la posible generación de cáncer.
El funcionamiento de cualquier antena se basa en el movimiento de electrones a través de un metal (ondas electromagnéticas), que genera una radiación no ionizante, es decir, una radiación que no causa alteración celular. Lamentablemente, la desinformación ocasiona que la población se quede con la idea de “radiación”, asociada a su manifestación ionizante, que es la responsable de alteración celular y posibles enfermedades biológicas por larga exposición.
Es por el carácter inofensivo en su uso que muchos investigadores de reconocidas universidades y empresas en el mundo, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) o la empresa multinacional Indra, trabajan con este tipo de tecnologías, utilizándose para realizar análisis de estructura y actividad cerebral, diagnosticar el cáncer, monitorear a través de píldoras electrónicas, entre otros.
A final de cuentas, este tipo de tecnologías con antenas son beneficiosas para proporcionar una mejor calidad de vida a las personas, por lo que es indispensable que los especialistas en esta área contribuyamos a que la sociedad comprenda mejor su funcionamiento y podamos fomentar el crecimiento tecnológico en el Perú.
Discusión sobre el post