Liz Ferrer Rivera
Orejas semicaídas, hocico de tamaño regular, pelaje desigual y largo, cola pomposa y elevada; estas son las características de Chiri, una perrita del distrito de El Algarrobal, cuyo ancestro habría sido un perro pastor que vivió en el año 900 d.C. Ejemplares de este perro son exhibidos junto a momias humanas en el Museo Chiribaya, en la provincia de Ilo, región Moquegua.
El valle de El Algarrobal está a diez minutos en auto de la ciudad de Ilo. Desde hace 32 años, su museo municipal resguarda los restos arqueológicos de la cultura chiribaya, una sociedad preinca que habitó desde el año 900 hasta 1350 d.C. y que destacó en cerámica, textilería y crianza de camélidos.
Ángela Gutiérrez Pacheco, administradora del museo, reconoce que el mayor atractivo del recinto para los turistas, suele ser el perro pastor chiribaya. En la actualidad, la municipalidad de El Algarrobal trabaja junto a la Asociación Canófila Peruana para lograr el reconocimiento de esta raza, así como se hizo con el perro calato peruano.

Cementerio de mascotas
En los años noventa, la antropóloga Sonia Guillén junto a un equipo de arqueólogos, hallaron en El Algarrobal un cementerio de canes con más de 80 momias. Estaban envueltos en finos textiles y con restos de comida, lo que hizo suponer, a los investigadores, el gran aprecio que tenían los chiribayas por estos canes de aspecto poco fino pero que trascendieron en la historia.
Su hipótesis es que el perro chiribaya era un pastor por excelencia y acompañaba a su amo por los caminos más duros, cuidando el ganado de llamas y alpacas. Sus patas traseras, similares a las de un conejo, los hacían perfectos para esa labor.
En las excavaciones también se encontraron las momias de aquellos pastores. En el museo, en sus seis salas, están en exhibición dos perros y ocho momias humanas, junto a cerámicas, textiles, restos de alimentos oriundos y herramientas. El recorrido por las salas puede realizarse en 45 minutos.
Ángela Gutiérrez comenta que sólo en enero se recibieron 350 visitantes, muchos de ellos chilenos y bolivianos, atraídos por la historia peruana. En sus comentarios resaltan que lo que más les impresiona es el amor que los habitantes antiguos del valle sentían por sus canes y destacan que perros como Chiri tienen algunas de las características de esa raza antigua.

Reconocimiento
Chiri es la engreída de los trabajadores de la municipalidad de El Algarrobal. El alcalde de esa comuna, Florentino Nina Fernández, anuncia que buscan que los antepasados de Chiri sean reconocidos como una raza originaria peruana.
En la actualidad, el único can peruano reconocido a nivel mundial es el perro sin pelo, declarado como patrimonio cultural. Parte de ese reconocimiento se logrará también con la divulgación del museo y el trabajo que realizó el Centro Mallqui para la investigación del perro chiribaya.
El museo abrió sus puertas en 2023 y Nina espera que, tras la pandemia, el turismo vuelva a ser como antes o mejor. Su distrito es pequeño pero está lleno de historia viva, como los árboles de olivo de 480 años que tiene el valle. Además, destaca que están en un punto estratégico, pues a diez minutos están las playas de Ilo.
“Un turista aquí puede disfrutar de las playas, conocer sobre la cultura de los chiribayas y abrazar a un olivo centenario. Nuestro mayor deseo es que el perro chiribaya reciba el reconocimiento que los peruanos antiguos querían para ellos, al enterrarlos aquí con tanto cariño que hasta comida les dejaron”, concluye el alcalde.
EL DATO
El museo está abierto de martes a viernes desde las 08:30 hasta las 15:30 horas. Los sábados, domingos y feriados abre desde las 09:00 hasta las 15:00 horas.

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