Juan Pablo Olivares
Lorena Bedregal, Gonzalo Fernández y Juan Pablo Manrique son compañeros de trabajo y amigos de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), además, tienen algo en común: su afición por el running.
Junto a ellos, cerca de 20 atletas amateur forman parte del Club de Running UCSP, un grupo que reúne, en su mayoría, a docentes y trabajadores administrativos de esta casa universitaria arequipeña.
Tanto Lorena, Gonzalo y Juan Pablo fueron parte de la edición número 38 de la Maratón Internacional Virgen de la Candelaria, realizada días atrás en el distrito arequipeño de Cayma. Lorena y Juan Pablo participaron en la categoría de 10 kilómetros y Gonzalo, en la de 21 kilómetros.
Para redondear la integración en el equipo de running de la San Pablo, el antiguo alumno de Ingeniería Industrial Alonso Álvarez –que cuenta con un centro de entrenamiento deportivo– se encargó de entrenar a los corredores y de darles algunas recomendaciones en su etapa de preparación.

Mente, cuerpo y espíritu
Lorena tiene 33 años y trabaja en la Dirección de Relaciones Internacionales y Cooperación. Con solo un año de experiencia en el running, para ella esta carrera fue una experiencia gratificante. Alcanzó un tiempo de 50 minutos para los 10 kilómetros.
Gonzalo, con 47 años, es profesor de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica y director de Desarrollo Docente de la San Pablo y es, quizás, uno de los atletas con más experiencia. A diferencia de sus compañeros, participó en la categoría de 21 kilómetros y logró un tiempo de 2 horas y 1minuto.
Por su parte, Juan Pablo Manrique, director de Planeamiento Estratégico y profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, se preparó más de un año para la competencia. Para él, la carrera de 10 kilómetros fue su oportunidad para integrar la parte física, psicológica y espiritual.
Desde su experiencia, una carrera de largo aliento permite gestionar mejor el desequilibrio que uno tiene en la parte física, psicológica y espiritual, además, le ofrece la oportunidad de tener un espacio para estar bien con uno mismo y con los demás.
En el caso de Gonzalo Fernández, esta última maratón fue la competencia que marcó su regreso a las pistas, luego de una lesión a la rodilla que lo alejó del running. Gracias a una recuperación y entrenamiento de casi cuatro meses, logró ponerse “a punto” para no perderse la competencia.

Un espacio para encontrarse consigo mismo
Para los integrantes del Club de Running UCSP, entrenar y participar en diferentes carreras significa mucho más que aumentar kilómetros, mejorar marcas u obtener medallas.
A Lorena Bedregal, por ejemplo, la hizo muy feliz ver a muchos de sus compañeros de equipo participar por primera vez y representar a la Universidad Católica San Pablo. Asimismo, esta competencia le ayudó a reafirmar que es una mujer valiente, fuerte y resiliente a la frustración y ansiedad.
En ese sentido, el running le otorga, de alguna manera, la posibilidad de darse cuenta de que cuando siente que su cuerpo no da más, se da una lucha entre la mente y el corazón que la hace llegar a la meta.
“En los últimos kilómetros se tiene miedo y cansancio pero también se disfruta de la competencia; la sensación de ver gente alrededor y disfrutar del paisaje, es lo mejor”, relata.
Por otro lado, para Gonzalo Fernández la carrera de los 21k es su prueba preferida, pues asegura que la corre con más serenidad y tiene más tiempo para disfrutar de los paisajes y relajarse.
A diferencia de muchos atletas que corren escuchando música, Gonzalo va rezando, especialmente el rosario. Confiesa que es algo normal y necesario para él. “Rezo mucho mientras voy corriendo, además, encuentro soluciones a mis problemas”, confiesa.
Esta es la experiencia de Lorena, Gonzalo y Juan Pablo, en quienes se observa un brillo de gozo y alegría en sus rostros al hablar del running. Para ellos, correr largas distancias, al amanecer o anochecer, es encontrar una experiencia única e íntima.

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