Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
Es imposible obviar lo que ha pasado en la carrera presidencial de EE.UU., con el veredicto que le ha dado un jurado en la Corte de Nueva York al candidato del Partido Republicano. Donald Trump fue declarado culpable de falsificar documentos para ocultar el pago a una exactriz porno, a cambio de que esta no revelara un encuentro íntimo que sostuvieron en el pasado.
Es la primera vez que un expresidente de EE.UU., que a la vez es candidato en plena campaña, es hallado culpable de un delito en un juicio de esta índole. Lo cierto es que las dos últimas elecciones en la principal economía del mundo, han sido sui generis, al congregar a líderes que bordean los 80 años, algo novedoso en la democracia moderna más vieja del mundo.
Si bien la sentencia se conocerá el 11 de julio, es prematuro saber cómo será interpretada por el electorado, si lo verán como víctima de sus adversarios políticos, que han hecho hasta lo imposible por sacarlo de carrera, o como una reafirmación de quienes denuncian que no está a la altura del cargo al que aspira y lo mejor que le puede pasar a EE.UU. es que no salga elegido.
Trump ya hizo que su comparecencia ante las autoridades se convirtiera en el disparo inicial de su campaña y dicha fotografía tras las rejas, que parecía el fin de su carrera, se convirtió en un pivote de la misma y contribuyó a que pudiera obtener nuevamente la nominación republicana.
La pregunta es ¿volverá a hacer lo mismo? Esta es la encrucijada de los próximos meses, todo es posible para un populista histriónico de los que abundan en las democracias hodiernas y alguien que sabe cómo funciona el juego.
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