Johana del Pilar Quispe Turpo
Estudiante de Ingeniería Ambiental-UCSP
¿Sabían que somos el segundo país con más bosques amazónicos en el mundo, el cuarto país con más bosques tropicales y el noveno en extensión de bosques? Créanlo. Más de la mitad del Perú (casi el 60%), está cubierto de bosques y existen hasta 42 tipos diferentes de ellos, a lo largo de la costa, sierra y selva, desde los bosques secos que crecen al filo del desierto de Atacama, hasta los más húmedos, en la llanura amazónica. Cada uno con una riqueza singular que lo hace especial e inigualable.
El bosque más conocido, extenso y biodiverso es el Bosque Húmedo Amazónico, con una superficie remanente total de 68 millones 274 mil 160 hectáreas (al 2019). Ocupa 53,1% de la superficie del país.
Todos estos datos brindados por el Ministerio del Ambiente (MINAM), son realmente impresionantes y enorgullecedores. Igual de impresionante, pero lamentable, es que desde el año 2001 hasta 2019, tuvimos una pérdida de 2 millones 433 mil 314 hectáreas de bosques.
Perú es uno de los diez países más diversos del planeta. La mayor parte de nuestra diversidad biológica se encuentra en los bosques. Los bosques amazónicos, en particular, albergan gran cantidad de especies de flora y fauna silvestres, que cumplen un rol en la naturaleza y son atractivas para el turismo.
De esta manera, también proveen medios de vida a los más de 50 pueblos indígenas (12% de la población del país) que los habitan, cuyas tradiciones y costumbres, aportan a la conservación de estos ecosistemas, enriqueciendo nuestra cultura y la mundial.
Los bosques brindan diversos servicios ecosistémicos, sin ellos, la vida no sería posible. Desde servicios de suministros como alimentos y materias primas, hasta servicios de regulación del clima al capturar y almacenar el carbono, la regulación del agua, la protección del suelo, entre otros.
Para nuestra desgracia, nuestros bosques (al igual que todos los bosques del mundo) se encuentran amenazados por diferentes factores, como la deforestación (producto de la tala ilegal e indiscriminada), la conversión de tierras para la agricultura, la mala gestión forestal y quizás el más preocupante, el cambio climático.
Con relación al cambio climático, es importante entender que los bosques actúan como parte del problema y parte de la solución al mismo tiempo. Son parte de la solución, como sumideros, pues tienen la capacidad de capturar carbono de la atmósfera y almacenarlo en su vegetación (hojas, tallos, raíces) y en el suelo, pero también son parte del problema como fuente.
¿Cómo así? Las selvas tropicales almacenan 471 mil millones de toneladas de CO2, ello es más que todo lo emitido por la quema de combustibles fósiles. Cuando un bosque se tala o se quema, el impacto en la atmósfera es desgarrador.
Arrasar con los bosques equivale a liberar estas reservas de carbono a la atmósfera produciendo un gravísimo incremento de gases de efecto invernadero.
Conforme los bosques desaparecen, el planeta pierde su capacidad para mantener el aire respirable. Las tierras deforestadas, son transformadas en campos de cultivo, pastizales para el ganado, explotaciones mineras y centros urbanos, sumándole más emisiones de carbono al ambiente.
Es por ello, que la pérdida progresiva de bosques, significa la pérdida de los servicios que nos proveen, amenazando a la naturaleza, la salud, la vida humana y de otras especies, exacerbando la crisis climática.
¿Qué hace el Perú ante esta situación? En 2010, el MINAN creó el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (PNCBMCC) con el objetivo de conservar 54 millones de hectáreas de bosques tropicales a fin de disminuir este problema ambiental y promover el desarrollo sostenible.
La protección de los bosques debe involucrarnos a todos. Una manera de contribuir es utilizando productos ecológicos y sostenibles, que cuenten con la Certificación de Gestión Forestal y la Certificación de Cadena de Custodia.
El primero certifica el origen de la materia prima forestal y la gestión sostenible del bosque y el segundo, la línea de producción desde el bosque hasta el producto final, verificando que la madera utilizada no sea ilegal y provenga de un bosque bien gestionado.
Los bosques son una fuente invalorable de posibilidades para el desarrollo económico y social de nuestro país. A través de este artículo y como futura ingeniera ambiental, hago una reflexión, pero sobre todo un llamado a la acción para conservarlos.
Es fundamental el manejo responsable y sostenible de nuestros ecosistemas, para a futuro, vivir en armonía con la naturaleza.
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