Jorge Pacheco Tejada
Docente del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo
Los padres somos los primeros educadores de nuestros hijos y, por tal motivo, no hay aspecto en su etapa formativa que escape a la responsabilidad que tenemos en relación a su desarrollo integral. La educación intelectual es también nuestra responsabilidad, y desde la vivencia familiar podemos y tenemos que educarlos intelectualmente. La inteligencia, nos dirá Pedro Chico González, como las demás facultades psicológicas, tiene que ser protegida, cultivada y, en lo posible, orientada.
Los padres de familia tenemos que hacer lo posible para no sólo enseñarles a hablar, sino a hablar correctamente, que sepan utilizar las palabras, que amplíen su universo vocabular así como los conceptos, es decir, aquello que expresan los términos.
Me voy a permitir dar algunas pautas a los padres de familia sobre algunos aspectos:
Crear hábitos de reflexión: Frente a cualquier suceso, hagamos que no pasen desapercibidos estos aspectos. Para ello, pidamos su opinión, su parecer. Si estamos viendo un partido de fútbol, aprovechemos para que analicen por qué ganó o por qué perdió el partido el equipo de su preferencia, motivémosles a ver otros factores, entonces empezará, con ayuda nuestra, a entender la importancia del entrenamiento, la importancia de la disciplina deportiva, del trabajo de equipo, etc.
Fomentar la curiosidad intelectual: No resolver sus preguntas de manera inmediata y simplista, sino motivarles a que ellos se esfuercen por encontrar la respuesta. Por ejemplo, a veces nos pregunta alguno de nuestros hijos: “¿Papá por qué la gente muere?” Algunos, por ahorrarse esfuerzo y abreviar el tiempo, dicen: “Porque así es la vida, hijito”. Y hemos desperdiciado la oportunidad de pedirles que busquen respuestas, que amplíen su capacidad reflexiva, que se esfuercen por pensar.
Enriquecer el vocabulario: En cualquier momento, podemos preguntarles a nuestros hijos sobre el significado de las palabras, este ejercicio a la larga es muy beneficioso porque amplía su universo vocabular. Se trata de acostumbrarles a que recurran al diccionario.
Enriquecer la habilidad reflexiva y la argumentación
Motivarles a que se esfuercen por entender las cosas, enseñarles que, para una mejor comprensión hace falta dedicar tiempo y acostumbrarse a pensar con orden y método, yendo de lo más fácil a lo más difícil.
Promover la autonomía de pensamiento: Que no teman decir sus puntos de vista, lo importante es que puedan argumentar su parecer de manera apropiada a la edad, a los temas y a las circunstancias.
Nuestros hijos deben querer saber, esforzarse para juzgar con honestidad, querer ser sinceros, interesarse por perfilar sus argumentaciones. Como ven, vamos descubriendo la importancia del diálogo familiar. Pedro Chico dice que la comunicación es motor de energía mental.
La habilidad y la capacidad de expresar lo que siento y lo que pienso ayuda a desarrollar el intelecto. No olvidemos que la inteligencia es la facultad humana de poder conocer, entender y razonar. Siendo la inteligencia tan importante en el desarrollo integral de nuestros hijos, es importante comprometernos a fomentarla.
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