Washington Cárdenas
Docente e investigador – UCSP
Lavarse las manos permanentemente, utilizar la mascarilla, usar alcohol, dejar los zapatos fuera, evitar el contacto; son actividades, que ahora realizamos religiosamente, aunque existen desde hace tiempo y se conocen como protocolos de bioseguridad.
La bioseguridad es el conjunto de técnicas, métodos y estrategias que se orientan a proteger la salud de las personas y dependiendo de cada actividad particular, evita que sean contagiadas por virus, algún agente patógeno, hongos y/o bacterias.
Hasta hace algunos años estuvo relacionada a temas muy puntuales: laboratorios, pacientes, manejo de reactivos, residuos y cadáveres —esa era la tendencia— pero con el surgimiento de la pandemia esto cambió, pues ahora apunta a resguardar la salud de toda la población a través de las medidas impuestas por el Ministerio de Salud y que, por cierto, siguen variando.
Recordar cómo se implementaron estos procesos en nuestro país, nos evocan momentos de mucha confusión y dolor, debido a que en ese momento desconocíamos la magnitud de lo que vivíamos y, por ende, no sabíamos qué hacer para evitar los contagios.
Hoy, sin embargo, hemos avanzado muchísimo respecto a este tema y para nuestro bien, las medidas se han extendido para todos, lo que permitió que la tasa de decesos disminuya y, sobre todo, que haya una concientización nacional de la puesta en marcha de estos protocolos.
Es tan importante este tema, que luego de la cuarentena, todos los gremios del país debían presentar un plan de bioseguridad, esto con el fin de reactivar todas las actividades salvaguardando la salud de todo el personal y de los consumidores. Hoy podemos realizar nuestra vida ‘casi’ normal y eso porque la implementación de estas normas de salud, nos facilita la convivencia evitando los contagios.
Mucha gente enfermó de COVID-19 en los últimos meses, pero también muchas personas aún no contrajeron el virus y esto, porque realizan acciones de higiene y limpieza constantemente. Personalmente decidí acatar una rutina estricta en este aspecto y poco a poco mi familia también, lo que nos ha permitido no contraer el virus hasta hoy.
A nuestra rutina de desinfección, le añadimos las vacunas y una alimentación balanceada. No es un milagro estar sano, es una decisión que involucra también a los otros, porque al cuidarnos, también velamos por los demás.
Hoy la situación muestra un rostro más calmado y nos permite vivir más tranquilos. No sabemos lo que viene después ni las mutaciones próximas de este virus, pero debe quedarnos claro que los protocolos en casa y fuera de la misma serán nuestros mejores aliados frente a cualquier contingencia.
Discusión sobre el post