Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno José Luis Bustamante y Rivero de la Universidad Católica San Pablo.
La presidenta ha indicado que se quedará hasta 2026 para llevar a término el periodo de gobierno constitucional para el que fue elegida, esto significa una declaración de guerra a todas las fuerzas que piden un adelanto de elecciones, que van desde sectores de derecha hasta casi toda la izquierda.
Lo que sostiene su débil gobierno es el apoyo de una mínima mayoría congresal que también está comprometida con terminar su periodo, pero que a todas luces muestra que quiere sacarle todo el provecho a su permanencia, deseando llegar hasta donde le sea posible, sin mayor consideración a una responsabilidad histórica, en procura del bien común del país, o tan siquiera tener algo que presentar de cara a las próximas elecciones generales.
El proyecto de bicameralidad que se hundió por sólo un voto días atrás, muestra hasta dónde están dispuestos a llegar los congresistas. Sólo la denuncia pública elevada por los medios de comunicación, pudo explicar los alcances del proyecto que cambiaba 50 artículos de la Constitución; algo parecido ocurrió con el hundimiento de la “ley mordaza”.
Si la presidenta quiere llegar a 2026, necesita comprender que no todos los caminos conducen a que su permanencia sea leída como el mal menor en todos los escenarios, ante tanta impopularidad y debilidad, necesita darle la vuelta a la situación y una agenda ambiciosa que convenza a la población de que amerita darle el chance de la permanencia. Un mejor equipo, capaz de comprometerse con resultados, le ayudaría a que se vea posible llevar su periodo a término, pero con los indicadores sociales y económicos tan débiles, el cansancio está a la vuelta de la esquina.
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