Ricardo Valdez Cornejo
Director de Glo-Val Consultores
Docente UCSP
Pandemia. Se genera una inevitable crisis que afecta diversos sectores e incluso el desarrollo de la vida misma.
Es un panorama desconcertante, donde surgen preguntas, algunas de las cuales podrían no encontrar pronta respuesta, también surgen los falsos heroísmos y hasta actitudes caprichosas que hacen más daño que el mismo virus. No se trata, pues, de quejarse ni de pretender elevarse al altar de los mártires, sino de cumplir con la labor que a cada uno le corresponde y para la que fueron formados, según la profesión elegida y sin pretender culpar a la burocracia estatal que siempre estuvo presente.
Es inevitable el contagio para algunos, aunque tomen las medidas preventivas más severas, también la muerte en casos extremos. Como consecuencias derivadas, la zozobra que genera la economía mundial, manifestada en la reducción de ingresos y contracción que en un extremo, podría derivar en quiebras, despidos masivos, crisis en las finanzas de las personas y familias, entre otras.
Lo primero, es tomar conciencia y lo segundo, actuar con responsabilidad.
Como norma general, tanto para empresas como para la sociedad, es importante aplicar el valor de la solidaridad.
Por la naturaleza de esta columna empresarial y con marcado matiz humanista, se sugiere medidas en esa línea.
Sobre las empresas:
- Entender que la prioridad en este momento —y siempre debe serlo— es el ser humano. Si hay que reducir gastos de planillas, estos deben ser justos y sin aprovechamiento alguno, aminorando el impacto traumático que ello ocasione.
- Evitar especular con los precios, lo cual podría ser dañino para la sociedad y contraproducente para las mismas empresas.
- Evitar el endeudamiento que después no podrá asumirse, generando obligaciones impagables.
- Considerar que no es el momento de reactivar, es el momento de sostener.
- Evitar cobros excesivos por el traslado de mercadería, como entregas a domicilio y otros servicios facilitadores.
- Rebajar al mínimo posible los cobros por productos y servicios; una vez más, solidaridad es lo aconsejable, que no es otra cosa que parte de la responsabilidad social elemental.
Sobre las personas (sociedad):
- Consumir solo lo necesario. Considerar que uno de los peores males de nuestro tiempo fue el consumismo. Es el momento de corregir el rumbo.
- No aceptar sobrecostos o precios inflados. Saber buscar las mejores ofertas.
- Tomar en cuenta que la crisis económica derivada de la situación de emergencia recién comienza.
- Solo disponer de fondos como los de CTS o AFP en caso de extrema urgencia.
- Evitar el desequilibrio emocional. La escasez no debe ser tomada como un problema, sino como una oportunidad para retomar antiguas prácticas beneficiosas, como la sobremesa, juegos en familia y otros.
- El final de la cuarentena no significará —de ninguna manera— el final de la crisis económica, por lo tanto, es recomendable guardar provisiones, las pocas que tengamos.
¿Algunas malas noticias? Es posible, pero la esperanza, resiliencia y empatía, las convertirán en oportunidades que no debemos dejar pasar. La mayor de estas es reflexionar para después actuar con la responsabilidad que nos faltó durante siglos.
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