Durante la pandemia, se crearon más de 160 ollas comunes en la provincia de Arequipa,
y en promedio, solo 50 locales atienden a la población más necesitada
Pablo Rojas Huayapa
Durante la pandemia, más de ocho mil personas se alimentaron gracias a las ollas comunes que aparecieron en los diferentes distritos de la ciudad, debido a la falta de ingresos económicos de la población, propiciada por la pandemia del nuevo coronavirus.
Las ollas comunes, se convirtieron en espacios solidarios para alimentar a las familias más vulnerables en —al menos— diez distritos de la provincia de Arequipa.
En el año 2020, en los picos más altos de la pandemia, se crearon más de 160 ollas comunes en Yura, Cerro Colorado, Cayma, Alto Selva Alegre, Socabaya, Chiguata, Mariano Melgar, Miraflores y Paucarpata, según informó el secretario del Frente de Defensa de las Ollas Comunes, Abel Capira Yanque.
Pero ahora, ante el incremento de los precios de los productos de primera necesidad y la falta de apoyo para continuar atendiendo, más de 110 organizaciones dejaron de funcionar y con ello, cientos de pobres y pobres extremos quedaron expuestos a la cruda crisis económica que soportan.
Capira, explicó que solo el 30% de ollas comunes funcionan. “Algunas ollas comunes sobreviven de la caridad de personas y del ingenio de las madres de familia que sacan adelante un almuerzo para los vecinos”, dijo.
Crisis que golpea
En Cerro Colorado, se crearon 98 ollas comunes entre la primera y segunda ola de la pandemia. Hoy solo subsisten 23, de acuerdo a Asunción Flores, Gerenta de Desarrollo Social del municipio de este distrito.
La municipalidad de Cayma, tiene registradas 21 ollas comunes en su jurisdicción, de este número 5 suspendieron la atención. Vilma Gonzales, Gerenta de Desarrollo Social de Cayma, señaló que la mayoría de personas son de extrema pobreza y viven en la parte alta de esta zona.
En Mariano Melgar, solo 2 de las 15 ollas comunes registradas en el año 2020, siguen funcionando. En opinión de la Gerente de Desarrollo Social, María Rodríguez, la mayoría de beneficiarios consiguieron un ingreso y ahora pueden mantener a sus familias.
Se estima que, por el cierre de más de 100 ollas comunes en la provincia de Arequipa, un promedio de cinco mil personas dejó de recibir alimentos durante el 2022.
Victoria Turpo, presidenta de la olla común San Pablo II en el distrito de Cayma, dijo que el incremento de los precios de los productos de primera necesidad, fue la principal causa para que las ollas comunes dejen de atender en la ciudad de Arequipa.
Sostuvo que, a inicios de la pandemia, una olla común necesitaba en promedio S/ 80.00 al día para la preparación de 100 raciones. Hoy se debe gastar más de S/ 120.00 para la elaboración de la misma cantidad de alimentos, por lo que se tuvo que reducir la cantidad de alimentos preparados.
Ayuda insuficiente
Diana Mozambite, presidenta de la olla común Las Furiosas, ubicada en la autopista Arequipa-La Joya, refirió que, ante la falta de recursos, primero suspendieron la preparación del desayuno y luego redujeron las raciones del almuerzo al día.
“El apoyo de las municipalidades y de la empresa privada es insuficiente. Un saco de arroz nos dura de dos a tres días, un saco de papas para una semana y por la cantidad de personas que vienen a almorzar, no podemos darles a todos”, dijo.
En la olla común Las Furiosas, se preparaban más de 120 raciones al día durante los picos más altos de la pandemia, hoy solo pueden cocinar para 70 personas y tienen que priorizar los alimentos para adultos mayores, embarazadas y madres solteras.
Durante los dos años de la pandemia, el programa Qali Warma, entregó más de 300 toneladas de alimentos a los municipios locales, para que sean distribuidos a la población vulnerable que incluye una dotación de alimentos a las ollas comunes.
Las diferentes municipalidades gestionaron el apoyo para las ollas comunes en sus jurisdicciones. Se estima que entre 2020 y 2021, se entregaron 150 toneladas de alimentos en los 10 distritos que reportan la mayor cantidad de población vulnerable.
Las empresas privadas a través de la Cámara de Comercio de Arequipa, diversas ONG y otras asociaciones sociales, también colaboraron con más de 500 toneladas de ayuda humanitaria durante los dos años de la pandemia.
Crisis alimentaria
Lo grave de este panorama, es que en los siguientes meses se presentaría una crisis alimentaria, como consecuencia de la escasez y encarecimiento de los fertilizantes para la campaña agrícola.
El presidente de la Sociedad Agrícola de Arequipa, Daniel Lozada, alertó que en tres meses se evidenciaría este problema y podría generar una convulsión social.
“Al tener una menor cantidad de productos durante la cosecha, el precio se duplicaría en los mercados de Arequipa y la población al no tener recursos, protestará y puede convertirse en una grave convulsión social”, advirtió.
Así los cosas, solo queda esperar que el Gobierno de Pedro Castillo prevea esta situación y no reaccione de manera tardía ante esta ‘bomba de tiempo’.
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