La joven fanática de 21 años, iba al estadio desde los cuatros años junto a su familia
Juan Pablo Olivares
A Yhilda Paola Ayma Quispe, le quedaba poco más de un año para terminar su carrera de Psicología. La menor de tres hermanos, era una hincha apasionada del FBC Melgar. Vivía para su familia y para el equipo rojinegro. En su casa de la calle Arica (distrito de Cayma), su existencia era como siempre, alegre y hacendosa.
No obstante, su familia no sabía que Yhilda, padecía de una extraña enfermedad y que no la volverían ver. Yony Quispe, su madre y confidente, cuenta que de un momento a otro su hija empezó a sentirse mal. “Le faltaba el aire, estaba desganada y no quería levantarse de la cama. Los doctores me decían que solo era un cuadro de ansiedad y estrés. Nunca dieron con un diagnóstico certero”, cuenta.
Yony supuso que, con los medicamentos, su hija mejoraría, pero no. Yhilda empezó a convulsionar y ya no hubo nada que hacer. Su primogénita, falleció a los 21 años de edad.
Aunque la tragedia dejó a sus seres queridos devastados, el pasado 15 de enero, decidieron ir al estadio a ver la presentación del FBC Melgar, en la llamada Tarde Rojinegra. Durante el partido, una escena llamó la atención de todos los presentes; la familia Ayma Quispe, llevó un cuadro con la foto de Yhilda y fue tan emotivo, que la imagen se hizo viral.
“Sentí mucha tristeza y miedo ese día. Ya en el estadio y especialmente en la barra, me puse a llorar recordando a mi hija. Fue un día muy difícil pero especial. Siempre la recordaremos como una hincha fiel y pienso llevar siempre su foto al estadio” asegura entre lágrimas su madre.
De sangre rojinegra
El primer recuerdo futbolístico de Yhilda, fue a los cuatro años. Su hermano Jack, la llevó al estadio y desde entonces, nunca dejó de ver jugar al equipo rojinegro. Vivía al tanto de lo que pasaba en el equipo y participaba en todas las actividades que realizaba el club. “Desde que fue muy peqieña, le enseñaba a cantar las canciones de la barra. Luego siempre la llevaba al estadio y a los 13 años le regalé su primera camiseta del Melgar”, recuerda.
´Nena´, como cariñosamente la llamaban, tenía el sueño de convertirse en la psicóloga deportiva del equipo de su amores. Era integrante de la barra Infierno Rojinegro y quería viajar por todo el mundo alentando al ´dominó´; también quería ser abogada y era la engreída de la casa.
Conexión especial
Para Franz Rivera, psicólogo deportivo, el vínculo de las mujeres con el fútbol y un equipo en especial, se da —generalmente— por la asociación de personas significativas en su vida, como la de un padre o hermano.
Es una conexión especial, a diferencia de los varones que tienen un lazo más directo. “La familia va trasmitiendo las emociones, costumbres y tradiciones vividas con el deporte de generación en generación y que son respaldadas por fuertes vínculos emocionales”, asegura.
En el caso de Yhilda Ayma, el especialista sostiene que, la experiencia de pertenecer a una barra (Infierno Rojinegro), fue más intensa y suele ser el punto de quiebre en el amor intenso por el equipo.
Para Rivera, el apasionamiento deportivo tiene una arista: la del hincha productivo. Que es aquel hincha que, genera un bien para el club y la sociedad. “El hincha en un escenario deportivo [estadio], es una motivación para el deportista, en este caso para un futbolista y el hincha reconoce ese valor de influencia que tiene”, puntualiza.
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