Juan Pablo Olivares
Naomi Barreda (20) practica gimnasia desde los 9 años. Se enamoró de este deporte, cuando en unas vacaciones de verano vio, por primera vez, a niñas de su edad entrenando sobre las barras asimétricas.
Su incursión en esta disciplina se dio por pura casualidad. Naomi de pequeña era muy inquieta, fue por esa razón que su mamá decidió matricularla en una academia.
Empezó con el ballet y si bien le gustaba todo lo relacionado al arte, no se animó a seguir por ese camino. Se inclinó por el deporte y su tiempo empezó a transcurrir entre el colegio y la gimnasia.
Talento y dedicación
Así, sus días de infancia y adolescencia se fueron convirtiendo en una rutina de exigentes entrenamientos cargados de sacrificio, dedicación y algo de adrenalina.
Naomi, cuenta que aprendió muy rápido la técnica y el ritmo de entrenamiento. Talentosa y dedicada, destacaba entre sus compañeras, lo que la llevó a integrar la selección de Arequipa y empezó a participar en torneos locales, nacionales e internacionales.
Se especializó en dos de las seis pruebas de este deporte: barras asimétricas y suelo. Aunque destaca en las dos especialidades, por su resistencia y fuerza en las piernas y brazos, su mayor despliegue lo consigue en piso.
“La prueba de piso me gusta mucho por la parte artística, la coreografía y porque también tiene algo de baile”, sostiene.
Deporte y estudios
La gimnasta se perfilaba para ser una de las mejores de esta disciplina deportiva y le dedicaba gran parte de su día porque la hacía feliz. Había encontrado en el deporte su lugar en el mundo, pero este romance terminó de manera inesperada en 2020, debido a la pandemia por el covid-19.
La gimnasta, que ya era capaz de ejecutar diferentes movimientos complicados pero elegantes y combinaciones casi imposibles para cualquiera, no volvió a entrenar ni mucho menos a competir.
Sin embargo, aprovechó ese tiempo para ingresar a la Universidad Católica San Pablo, a la carrera profesional de Arquitectura.
Gimnasta, entrenadora, jueza y futura docente
En 2021, mientras cursaba el primer año de universidad, Naomi decidió incursionar en la formación de nuevos talentos en la gimnasia.
Lo hizo porque quería enseñarles a las niñas a ser capaces de controlar su cuerpo y sus emociones. Además, porque considera que la conexión entre una entrenadora y la gimnasta es la pasión, un sentimiento muy fuerte que tiene Naomi por esta disciplina.
En su faceta como entrenadora, encontró su verdadera vocación: la educación, una profesión que empezó a estudiar también en la Universidad Católica San Pablo. Ahora, cursa el quinto semestre y se proyecta a ampliar su espíritu de servicio y capacidad de liderazgo.
“La gimnasia hizo que eligiera la carrera de Educación. Siento que mis momentos más felices son cuando practico y enseño este deporte”, confiesa.
También buscará desarrollarse en otros ámbitos y funciones distintas al dictado de clases, así como incursionar en la investigación científica y realizar una maestría.
Por ahora, Naomi continúa con la enseñanza de la gimnasia a los más pequeños y en su trabajo como jueza de este deporte. Volverá también a la competencia, luego de haber clasificado al Campeonato Nacional de Gimnasia a desarrollarse a fin de año, en la ciudad de Lima.
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