Juan Pablo Olivares
Jorge Ampuero Chauca (52), se retiró del fútbol en 1997, con apenas 28 años de edad y un año después de perder la final de la Copa Perú con el Sportivo Huracán, ante La Loretana de Pucallpa. Este resultado también le truncó el sueño de convertirse en futbolista profesional.
Desde entonces, el popular ‘Chancado’ se dedicó a buscar un “trabajo seguro” para sacar adelante a su familia. Primero, lo hizo en el rubro minero. Todo iba bien, Jorge tenía estabilidad laboral y económica, era feliz hasta que le detectaron una enfermedad: artritis reumatoide.
Este padecimiento, que es un trastorno inflamatorio que afecta las articulaciones, obligó al exfutbolista a renunciar al trabajo. Le dolían los huesos, no podía caminar y tenía miedo de morir y dejar sola a su hija que recién había nacido.
Tratamiento milagroso
Se hizo tratar con varios médicos. Al inicio nadie daba con la causa de sus dolores y cuando le descubrieron la enfermedad, le dieron la terrible noticia de que no tenía cura. A Jorge, se le vino el mundo encima. Cuenta que solo le daban calmantes, hasta que conoció a un nutricionista a través de su hermano.
“En un inicio, me preguntaba qué podría hacer un nutricionista para salvarme la vida. Recuerdo que le pregunté si me iba a curar y me dijo que sí. Entonces me aferré a él y a la fe en Dios”, cuenta.
El tratamiento fue exigente y doloroso. Dejó de consumir alimentos que contenían ácido úrico y ácido cítrico por un mes y tomaba 18 cápsulas diarias. Con el transcurrir de los días, el exjugador empezó a mejorar y a sentirse bien. El dolor de los huesos empezó a desaparecer. “Mi enfermedad sí tiene cura en las personas que tienen fe. Con la medicina natural me curé, volví a nacer”, dice con firmeza.
Desde entonces, la historia de Jorge, dio un giro radical. Se dedicó a su familia y al trabajo. El exdefensa se hizo taxista. Trabaja todos los días desde hace 22 años. En este oficio, encontró la manera de salir adelante y la oportunidad de ser reconocido por su trayectoria en el fútbol amateur.
“Muchos pasajeros que toman mis servicios me reconocen y me preguntan muchas cosas de mi etapa como futbolista. Especialmente de la final de la Copa Perú con Huracán en 1996”, recuerda.
Final inesperada
De esa final, Ampuero tiene grandes recuerdos. Con orgullo dice que ese equipo era compacto en todas sus líneas, que eran como una familia y que jugaban juntos desde 1992. Sin embargo, asegura que se dieron cosas extrañas en aquella final.
Según el exdefensa, tras la derrota en la final ante La Loretana, hubo discusiones entre los dirigentes y jugadores, ya que solo el empate ante los selváticos les bastaba para ascender al fútbol profesional.
Cuenta que de regreso a Arequipa, fue el mismo doctor Alfredo Zegarra, quien era el presidente del club de ese entonces, quien le dijo que tres jugadores habían abandonado la concentración, poco antes del partido.
“En esa final debieron jugar otros jugadores como Jorge Ramírez o Juan Carlos Campos, pero fue decisión del técnico elegir a los 11 titulares. Ese año fue la oportunidad más clara de llegar a la profesional”, añade.
EL DATO
Jorge Ampuero, nació en San Juan de Marcona (Ica). Llegó a Arequipa a los 18 años. Empezó a jugar en el equipo José Carlos Mariátegui de la liga de Miraflores. De ahí, pasó al Sportivo Huracán en 1992 hasta 1997.
El sueño profesional
Ampuero, siempre soñó con ser futbolista profesional. Aunque no lo consiguió con el Huracán, estuvo a punto de conseguirlo en el FBC Melgar.
Fue en 1995, cuando el profesor Héctor Berrío, técnico del Melgar, lo llamó para integrarse al equipo rojinegro. Ampuero, entrenó con el equipo y todo estaba listo para firmar, sin embargo, como dice él, el destino no lo quiso así.
“Recuerdo que todo estaba prácticamente arreglado, solo tenía que pedir mi carta pase en el Huracán, pero el doctor Alfredo Zegarra no quiso soltarme. Decía que tenían que pagarle por derecho de formación y otras cosas”, recuerda con algo de tristeza.
Muchos futbolistas sostienen que desde niños soñaron con convertirse en jugadores profesionales, y Jorge Ampuero no es la excepción. Se lo prometió a su padre, lo intentó en base a trabajo y esfuerzo, y aunque no lo consiguió, goza del recuerdo de la gente y de su trayectoria, algo que le genera mucha nostalgia.
Discusión sobre el post