Juan Pablo Olivares
Contrario a lo que parece —una persona pasiva, tímida y apacible— Luis ‘Puchito’ Flores, es un personaje seguro, íntegro y audaz. Con más de 10 años como futbolista profesional y 20 como entrenador de fútbol, ‘Puchito’ sigue disfrutando de este deporte como si fuera la primera vez.
El entrenador arequipeño, con una amplia trayectoria y experiencia, y capacitado en España, dirigió innumerables equipos en la Copa Perú, segunda división y fútbol profesional, pero hoy, en medio de la pandemia, el estratega no tiene equipo.
Los aficionados, hinchas e incluso los periodistas deportivos, hablan de él pues un entrenador capacitado y correcto como Puchito, ahora no dirige ningún equipo de fútbol o si lo hace, lo despiden (casi siempre) antes de tiempo.
Razones suficientes
El no ser parte del ‘sistema’ del fútbol peruano, es decir, no tener un representante o no aceptar que le impongan jugadores o negarse a que un dirigente se entrometa en su trabajo técnico y táctico, son algunas de las razones —según Puchito— por las que hoy no tiene oportunidad de dirigir algún equipo.
“Trato de ser auténtico en mi trabajo. Prefiero quedarme sin trabajo que perder mi dignidad e integridad y eso quizás, muchos no lo entienden y no puedo estar explicando o ventilando los problemas o mis razones públicamente. Lo único que digo es que siempre hay que hacer las cosas con transparencia”, dice Flores.
Otro de los factores por los que el entrenador no llegó más lejos como director técnico, es su familia. Flores, dio prioridad a los suyos. “Siempre he querido estar cerca a mi familia, de poder disfrutarlos y por eso he tratado de trabajar no muy lejos de la ciudad. Traté de dirigir siempre en la zona sur para estar cerca a mi familia”, confiesa.
El último equipo que dirigió en el fútbol rentado fue el Deportivo Binacional, a inicio de año, pero los malos resultados y discrepancias con la directiva hicieron que dé un paso al costado, una vez más.
El entrenador italiano Giovanni Trapattoni, alguna vez sostuvo que “los entrenadores son como el pescado: pasado un tiempo, empiezan a oler mal”. No interesa si el torneo es largo o corto. Los entrenadores son los primeros en salir cuando el equipo pierde.
Nuevas experiencias
Lejos de amilanarse por la falta de oportunidades para dirigir, Luis Flores, quien también es ingeniero metalúrgico, dictó algunos cursos y capacitaciones vía Internet. “Fue una buena experiencia pues comprobé que la única manera de mejorar en el fútbol, es realizar trabajos específicos e individualizados sobre temas concretos, fundamentalmente técnicos y tácticos”, sostiene.
Puchito, afectado por la pandemia, aprovechó el tiempo para estudiar y seguir capacitándose con material bibliográfico obtenido de las capacitaciones y experiencias en el Real Madrid de España.
“Mi primer viaje a Europa fue algo fortuito. Mi esposa ganó unos pasajes a Europa y por el idioma, decidimos viajar España y con cartas de recomendación del FBC Melgar y la Federación Peruana de Fútbol, pude ir al club Real Madrid y ver el trabajo del equipo español”, recuerda sonriendo.
Lo aprendido en España le hizo ver el fútbol desde el lado de la docencia. Así, Flores aplicó su aprendizaje en la escuela de entrenadores de la UNSA, lugar donde ejerció la docencia por más de 12 años y pasaron por sus aulas más de 500 alumnos de toda la zona sur. “Más que un entrenador, me considero un docente del fútbol”, asegura.
Listo para volver
El exfutbolista, que debutó profesionalmente en el FBC Aurora en 1988 y que se hizo conocido en el FBC Melgar en los años 90, dice estar conforme con lo hecho en el fútbol. Asegura ser una persona feliz junto a su familia.
No se siente ni más ni menos que nadie, pero lamenta que en nuestro país se tenga ciertos complejos de inferioridad. “El conocimiento es universal, el que dedica tiempo a sus estudios y preparación puede llegar más alto”, enfatiza.
Luis Flores, el menor de cinco hermanos, por ahora descansa en casa junto a su familia. A pesar de las ingratas experiencias en algunos equipos de fútbol, asegura no tener rencor ni envidia, para él, el fútbol es su felicidad, no se rasga las vestiduras y no le cierra las puertas a ningún club. “Si algún equipo me necesita y se dan las condiciones, ahí estaré”, finalizó.
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