Juan Pablo Olivares
En el complejo deportivo de la urbanización Juan Velasco Alvarado –barrio humilde– del distrito de Cayma, decenas de niños y jóvenes entre los 6 y 15 años, corren y juegan al vóley y contrarrestan en algo el bochorno veraniego.
Pocas cosas distraen a los deportistas que –divididos por categorías– siguen atentos las indicaciones del entrenador Jesús Churata. Un simpático entrenador de 65 años de edad, que hace más de diez años está al mando del club Ciencias Aplicadas al Deporte. Nombre que, según el instructor, se inspiró en el trabajo técnico y tecnológico que aprendió de los entrenadores cubanos.
“El complejo deportivo es mi segunda casa”, dice Churata refiriéndose a la amplia losa deportiva multicolor, adaptada para jugar vóley, fulbito y básquet. Lugar donde reza el refrán: “El deporte es vida, el deporte es salud”, en una de sus graderías.

Trayectoria y experiencia
Ciencias Aplicadas al Deporte es uno de los seis clubes que forman la Liga de Cayma y en el último Campeonato Nacional Femenino de Vóley, categoría U-19, consiguió el subcampeonato, asimismo, años atrás consiguió el segundo puesto en la categoría U-14.
Jesús Churata es un entrenador que ha sobresalido en el vóleibol y es uno de los preparadores y directivos más antiguos de Arequipa. Además, reactivó la Liga de Cerro Colorado y destacó también en la Liga de Mariano Melgar y el Cercado,
Sin embargo, siempre ha sido señalado y discriminado por su baja estatura y su condición física. Churata prefiere no ahondar en ello, pero deja en claro que nada lo limita para entrenar, formar y dirigir a voleibolistas.
La historia de Jesús está llena de tensiones. Entre lo dado y lo posible, lo previsible y lo imprevisible tiene una historia llena de retos que para él son el meollo de la vida, de su vida.
El vóley, su pasión
Jesús Churata nació en 1959, en Arequipa. En el barrio de Jesús María del distrito de Paucarpata. Por temas familiares, su niñez y juventud las vivió entre las ciudades de Huánuco y Pucallpa. En 1980 regresó a su tierra.
Es el menor de dos hermanos y el único de la familia vinculado al deporte. Desde pequeño, Jesús desarrollaba todo tipo de actividades, así pasó su infancia y juventud jugando al fútbol, sin tecnología, caminando por la calle, gastando el tiempo y tocando la puerta de los amigos para jugar.
Estudió la carrera de Derecho, pero la abandonó porque se dio cuenta de que el deporte era lo suyo. Decidió estudiar Educación Física y ser entrenador de fútbol. “Cuando decidí ser profesor de Educación Física mi familia y amigos se sorprendieron, pensaban que no iba a poder”, recuerda.
No le fue bien como entrenador de fútbol. Se retiró del deporte rey porque asegura que los futbolistas (varones) son muy indisciplinados, fue entonces que encontró su pasión y misión en el vóleibol.
“Soy muy disciplinado, no me gusta que se hagan las cosas sin planificación, en ese sentido, las mujeres son más disciplinadas”, asegura.

Buenas deportistas, mejores personas
El entrenador habla con mucha espontaneidad cuando se refiere a la realidad del vóley arequipeño. Afirma que, si bien el vóley se ha masificado en diferentes puntos de la ciudad a través de escuelas y academias, estas no trabajan adecuadamente.
Lamentó que la mayoría de entrenadores y academias sólo lucren con este deporte. “Lo peor es que muchas academias no tienen un plan de trabajo ni entrenadores capacitados. En Arequipa hay talento, pero no tenemos entrenadores con hambre de gloria”, aseguró.
Jesús, prácticamente, ha dedicado toda su vida a la formación de voleibolistas. Asegura que no sólo quiere formar grandes deportistas, sino también buenas personas. Quiere que las mujeres tengan más y mejores oportunidades, el vóley quizás sea la excusa perfecta para conseguir esos objetivos.
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