Juan Pablo Olivares
A pesar de que más personas en el país se vacunan y previenen del contagio del COVID-19, la pandemia no ha terminado. Al contrario, se acaba de confirmar la llegada de la ‘tercera ola’, de la mano de la variante ómicron, en medio de un verano que incentiva a las familias a acudir a las playas y piscinas para refrescarse.
Pero, ¿qué tan seguro resulta bañarse en una piscina, junto a otras personas?, para el médico emergenciólogo, Luis Loro, las piscinas no son un riesgo de contagio, ya que no hay pruebas científicas que evidencien que el coronavirus se transmite a través del agua. No obstante, sí es posible un contagio en tanto no se guarde el distanciamiento adecuado (1.5 m) entre una y otra persona.
“El virus es un microrganismo que se trasmite a través de la eliminación de gotitas que fluyen al momento en que uno estornuda, y si no se mantiene una debida distancia o la más mínima medida de protección, entonces resulta riesgoso. Pero a través del agua o los alimentos, u otra vía que no sea la respiratoria, no hay peligro de contagio”, aclaró.
Según el especialista, otra de las cosas a tomar en cuenta para evitar el contagio dentro de una piscina, es crear las llamadas burbujas familiares (padres e hijos), a fin de no exponerse al contacto de personas ajenas al núcleo familiar.
Además, señaló que no es necesario dejar de usar los baños o duchas, si se usa siempre la mascarilla (fuera del agua) y se mantiene el distanciamiento. En cuanto al número de personas permitido, dependerá de la capacidad máxima del establecimiento y del aforo autorizado.
Loro, también enfatizó en que no se puede prohibir la práctica de la natación u otro deporte si se cumplen las consideraciones de bioseguridad respectivas.
Por su parte, el médico neumólogo Ramón Mendoza, considera que las probabilidades de contagio en una piscina son muy remotas ya que el agua contiene cloro, un elemento químico que actúa como un buen bactericida para eliminar todo tipo de virus y bacterias.
Además, si una piscina se mantiene en buenas condiciones sanitarias y está certificada, se evitará todo tipo de contagio ya sea viral, bacteriano o incluso amebiano.
Solo 7 piscinas autorizadas
Días atrás, Zacarías Madariaga, director ejecutivo de Salud Ambiental de Arequipa, advirtió que de las más 100 piscinas que existen en nuestra región solo 7 están autorizadas y, además brindan, exclusivamente, un servicio formativo o terapéutico (ver cuadro).
El especialista también aclaró que las piscinas de uso colectivo o recreativo como las que están a cargo de las diferentes municipalidades, no tienen permiso alguno para su funcionamiento.
Piscinas autorizadas, que cuentan con el respaldo de la Federación Nacional de Natación:
Club Internacional
Colegio Independencia Americana
Colegio Gran Unidad Escolar Mariano Melgar
Club Carpayitos
Colegio Honorio Delgado
La Recoleta
Colegio Lord Byron
¿Por qué nadar en pandemia?
Abel Pérez, es un joven de 15 años de edad que practica natación desde los tres años. Ana María, su madre, confiesa que lo hace principalmente por un tema de salud. Su hijo padecía de bronquitis asmática.
La natación ayudó a Abel a superar esta enfermedad, pero desde que dejaron de funcionar las piscinas por la pandemia, la falta de entrenamiento le provocó un alto grado de estrés y ansiedad que preocupó a sus padres.
Ahora, pese a que la pandemia obligó a asumir algunas restricciones para la práctica de la natación, Abel y su familia decidieron volver a este deporte, con resultados favorables, aunque mantienen el temor de contagiarse del virus chino.
Como señala el neumólogo Ramón Mendoza, la natación tiene un importante beneficio en la salud de las personas, debido a que ayuda a curar algunas patologías, en especial las respiratorias, así como otras de aspecto psicológico.
“La natación es muy beneficiosa para la gente ansiosa. Es común que los asmáticos practiquen la natación, porque mejora su capacidad pulmonar y su función respiratoria. También para las personas que tienen un daño neurológico, se recomienda este deporte como terapia”, asegura.
En el caso de las personas que padecieron covid y quedaron con alguna secuela fibrótica, Mendoza recomendó además de la terapia física, la terapia acuática. Asegura que la natación como prevención es buena y como un paliativo es mucho mejor.
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