Joel Arias Enríquez
Director de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la UCSP
Cada 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Naturaleza, también denominado Día Mundial de la Vida Silvestre, una fecha impulsada por la ONU para recordarnos cuál es la importancia de la flora y fauna de nuestro planeta, y tomar conciencia de cómo nuestras acciones afectan su existencia.
En ese sentido. es importante reconocer que además de su valor intrínseco, la fauna y la flora salvaje, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos y culturales para el desarrollo sostenible y el bienestar de todos nosotros, por este motivo la ONU en uno de sus objetivos de desarrollo sostenible, se centra en detener la pérdida de biodiversidad con la participación de todos los estados, los organismos internacionales, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil en general.
Esta fecha elegida, también marca el aniversario de la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, siglas en inglés), que juega un destacado papel en la protección de las especies frente al comercio internacional ilegal, padecido por muchos países especialmente en Sudamérica. La caza furtiva y el tráfico de fauna silvestre, frustran los esfuerzos para su conservación. Según las últimas estadísticas, el comercio ilegal pone en riesgo a casi 7 mil especies de animales y plantas en más de 120 países en todo el mundo.
Somos el tercer país con mayor biodiversidad del mundo y uno de los cinco países con mayor número de mamíferos a nivel global.
Para nadie es un secreto que el Perú es uno de los países más importantes cuando nos referimos a vida silvestre. Somos el tercer país con mayor biodiversidad del mundo y poseemos alrededor del 10% de las plantas vasculares registradas (más de 25 mil especies), además de 1 850 especies de aves, 519 de mamíferos, 408 de anfibios y más de 4 000 especies de mariposas. El Perú es uno de los cinco países con mayor número de mamíferos a nivel global.
Sin embargo, también está expuesto a diversos delitos ambientales como la caza ilegal, la deforestación, la expansión urbana desordenada y actividades extractivas como la tala y la minera ilegal, que provocan la pérdida y degradación de la biodiversidad, así como —posiblemente— la extinción de diversas especies silvestres únicas en el mundo, como el tocón o mono tití de San Martín y el mono choro de cola lanuda, dos especies endémicas que son atrapadas para ser vendidas como mascotas en el mercado ilegal, el mismo que mueve 9 millones de dólares al año.
La caza furtiva y el tráfico de fauna silvestre, frustran los esfuerzos para su conservación. Según las últimas estadísticas, el comercio ilegal pone en riesgo a casi 7 mil especies de animales y plantas en más de 120 países en todo el mundo.
Además de todos los beneficios y ventajas que la naturaleza nos provee, una de vital relevancia, es aquella relacionada a que algunas especies de animales silvestres, pueden actuar como barreras de contención y control biológico natural para diversos organismos como los virus, que podrían ser perjudiciales para otras especies o el hombre.
Es por ello que cuando eliminamos alguna de estas especies, podríamos eliminar líneas de protección natural. Cabe mencionar que el 75% de enfermedades infecciosas que emergen en los seres humanos son zoonóticas, es decir provienen de los animales.
Paradójicamente, el coronavirus, que si bien es cierto, tiene sus orígenes y causas en la intromisión inadecuada del hombre en la naturaleza y la vida silvestre, también nos ha dado la posibilidad de poder tomar conciencia sobre nuestro impacto en la misma.
Hace unos meses vimos como muchas especies de animales fueron recobrando sus hábitats naturales ante la ausencia del hombre. Es como si el universo nos diera esta gran señal de alerta a través de la pandemia y así, mejorar nuestra relación con el medio ambiente en beneficio de nosotros mismos.
Por todo ello, esta celebración nos recuerda la necesidad urgente de combatir los delitos contra la tierra, así como los problemas ambientales originados por la actividad del hombre, a través de normativas y regulaciones adecuadas para su protección, pero también, la necesidad de contar con profesionales dedicados a brindar estrategias y soluciones para tener un equilibrio entre nuestros requerimientos y la naturaleza, que nos otorga los recursos para nuestro desarrollo.
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