Manuel Bedregal Salas
Presidente del Instituto de Economía de Arequipa, IPE Arequipa
Aunque las proyecciones económicas son siempre discutibles por la presencia de múltiples variables relacionadas, lo que se vislumbra para la región en el año que empieza nos permite ser optimistas. De hecho, hay estimaciones de crecimiento económico, aunque no de fuentes oficiales, de entre 3 y 4 %, algo más de lo previsto para la economía nacional.
La mejora sostenida de las expectativas de los inversionistas privados y los buenos precios internacionales de nuestros minerales juegan a favor de la minería. Tía María anunció el inicio de la etapa de construcción y Zafranal ya cumplió con los requisitos legales y debe decidir su inicio a mediados de año.
Los precios altos seguirán motivando también a los pequeños mineros (artesanales, informales e ilegales), a cuya actividad no podemos dar la espalda por los serios problemas sociales que genera.
Tenemos en ciernes el megaproyecto de hidrógeno verde en nuestras costas que, según las autoridades, viene cumpliendo con los trámites para iniciar su construcción en el segundo semestre.
A esto se suma la inversión de los emprendedores arequipeños de toda magnitud, caracterizados por su laboriosidad. Actividades vinculadas a la metalmecánica y servicios a la minería, y marcas regionales del segmento retail están cada vez más presentes en los mercados. En el campo, es notoria la mayor presencia de productos de agroexportación.
Los exportadores textiles, reconocidos por su calidad, podrían mejorar su desempeño en un mundo que crecerá a tasas de 3 % (a revisarse ante la llegada de Trump). Al turismo y la gastronomía arequipeños, favorecidos con la reducción del IGV al 8 %, no les será difícil recuperar los niveles de prepandemia.
Desde el lado del BCRP tenemos buenas condiciones con una inflación controlada, el dólar estable y la tasa de interés de referencia a la baja –ya está en 4.75 % en enero–, situación que debería incentivar el consumo y la inversión.
Los problemas por resolver están en el lado público. Si bien el presupuesto del gobierno regional aumentó hasta los 2700 millones, el 60 % irá a remuneraciones y solo 29 % a inversiones. Del presupuesto de 268 millones de la municipalidad provincial, solo el 20 % se destinará a inversiones (Videnza). Así las cosas, las autoridades deben reorientarse y pasar de tramitadores de recursos a agentes de desarrollo.
Finalmente, llegan noticias positivas del Ministerio de Agricultura sobre el destrabe de Majes 2 para marzo y esperemos que el Gobierno Regional pueda hacer lo mismo con alguna de las 110 obras públicas paralizadas con un costo de 4147 millones de soles (Contraloría General).
Amén de la inestabilidad política y del año preelectoral, de la inseguridad ciudadana –que felizmente no es tanta en nuestra región en comparación a otras– y del impredecible presidente Trump, tenemos razones para ser optimistas.
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