Deysi Pari
La provincia de Chucuito, en la región Puno, alberga iglesias de la época de la colonia que muestran una ornamentación particular. Las flores, plantas, aves, frutas y animales que aparecen tallados en las portadas, hacen que estas edificaciones sean diferentes al resto.
Esta particularidad llamó la atención de Carla Maranguello, profesora y licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Ella decidió investigar las iglesias coloniales ubicadas a orillas del lago Titicaca, construidas entre mediados del siglo XVII y XVIII. Puntualmente se centró en las iglesias de Santa Cruz de Juli, San Juan, Santiago o Nuestra Señora del Rosario en Pomata y la iglesia de San Pedro y San Pablo de Zepita.
Maranguello desarrolló esta investigación para su tesis de doctorado y también escribió el libro: Naturaleza, cultura andina y concepciones doctrinales jesuísticas. Las iglesias del Lago Titicaca en Chucuito tardo colonial. Este texto fue publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Católica San Pablo (/UCSP) de Arequipa.
Interés por las iglesias
En diálogo con Encuentro, Carla Maranguello contó que el interés por las iglesias del altiplano inició cuando estaba terminando su carrera y uno de los temas era este. En 2009, fue invitada por el profesor Ricardo González, titular de cátedra en la Universidad de Buenos Aires, a formar parte de un equipo de investigación financiado por la misma universidad (UBACYT).
En 2013, viajó por primera vez a Chucuito para hacer trabajo de campo, obtener archivos y su propio material documental y fotográfico. “Fue como un nuevo amor, porque si ya me interesaba el tema, verlo personalmente fue algo que terminó de definir lo que quería hacer”, relató a Encuentro.
Ella visitó los pueblos de la provincia de Chucuito para su investigación y distinguió aquellas iglesias que la historiografía del arte dividió en dos a tres fases.

Motivos iconográficos
Por un lado, dice, están las iglesias que quedaron con la impronta que se asimiló en el renacimiento tardío, con portadas que son más sencillas y que no tienen ornamentación, como la iglesia del mismo pueblo de Chucuito. Y, por otro lado, están las iglesias donde se ha incluido el desarrollo iconográfico.
En su revisión, encontró una sucesión de contratos y documentos donde aparecen las refacciones que se hicieron. De este modo, identificó que las iglesias del siglo XVIII empiezan a incluir en su ornamentación, por lo general en las portadas, los motivos iconográficos.
Si bien en la historiografía del tema, esta proliferación iconográfica se asoció al barroco, investigadores como Ramón Gutiérrez, Teresa Gisbert y Alexander Bailey ya habían identificado, con anterioridad, que no era solo un barroco más. Por tanto, creyeron que había que ir más allá en la investigación, pues había algo muy local presente en la ornamentación.
Así, Maranguello se enfocó en las iglesias de Juli, Pomata y Zepita. Su indagación estuvo llena de desafíos, pues en la iglesia de Santa Cruz, durante el trabajo de campo, tuvo que lidiar con el hecho de que la construcción se estaba viniendo abajo.

La Compañía de Jesús
Estas iglesias fueron desarrolladas durante la ocupación de la Compañía de Jesús, que tenía una preminencia en Juli. Según dice Maranguello, en su libro, la orden se destacó por su actividad doctrinal que fue abierta a las costumbres de las zonas evangelizadas. Esto resultó preponderante en la inclusión de elementos naturales en las iglesias.
Precisamente, una de las conclusiones de la investigación es que las iglesias tienen esa riqueza ornamental porque se trató de un trabajo conjunto. “Está la idea de que el indígena no solo copiaba y acataba las órdenes, porque entonces no se podría explicar esa riqueza ornamental, con esa variedad iconográfica, con esos detalles que son tan diferentes a los que vemos en iglesias occidentales”, destacó la especialista en diálogo con Encuentro.
Por otro lado, está el hecho de que los miembros de la Compañía de Jesús se destacaron de otras órdenes religiosas porque tenían como precepto que, si querían adoctrinar en la religión católica, tenían que entender a esas poblaciones.
Tanto la Compañía de Jesús como la población local tenían un interés muy específico en la naturaleza, vinculado con la religiosidad. Apoyada en la botánica y la zoología, la investigadora identificó flores, plantas y animales que tenían un interés muy local, imágenes que fueron plasmadas en las portadas que estaban vinculadas no solo a la religiosidad, sino a la población local en general.
Flores y animales en la ornamentación
A partir de entonces, empezó a completar la información que encontraba en los registros arqueológicos con la botánica y la zoología. “Otra de las hipótesis principales se vinculó con la idea de que la iconografía de la ornamentación arquitectónica de las iglesias presentaba motivos vegetales y animales americanos, tanto de la zona como de otros pisos ecológicos, que tenían relevancia para la cultura andina”, señala Carla Maranguello.
En la ornamentación de las iglesias hay profusión de flores de cactus, plantas sudamericanas que tenían diferentes usos.
Las flores campaniformes, como el floripondio o chamico, que son especies que se utilizaban desde el punto de vista ornamental, también tenían un uso religioso importante. De igual forma, aparecen plantas como el panti, que tiene usos locales, la flor de la pasión y la pasiflora que se usa en la medicina.

Predominan las aves, hay algunas que son más locales, pero hay otras que, por las características y el tratamiento en la piedra, muestran incluso tipos de plumaje.
Asimismo, hay un animal que llama mucho la atención. El mono aparece en el bautisterio de la iglesia de Santa Cruz de Juli, mezclado entre toda la exuberancia de la naturaleza.
“Me pregunto por qué un mono que no pertenece al altiplano, está colocado cerca de un bautisterio”, señala la investigadora.
Esta interrogante tiene varias respuestas hipotéticas, una de ellas es que algunos de los que participaron en la ornamentación de la iglesia, vieron a trabajadores de la selva con ese animal. También que el intercambio entre pisos ecológicos es algo que se realiza hace mucho tiempo. Por ello, no es de extrañar que también aparezcan valvas marinas.
“Aparecen muchos elementos que, desde mi punto de vista, replican la vida que tenían los pobladores locales”, reflexiona.

Una oportunidad para conocer las iglesias
El estudio de estas iglesias no solamente es una ventana al pasado, sino también un llamado a preservar este patrimonio cultural y arquitectónico. «Es fundamental que se sigan realizando registros fotográficos y estudios detallados, como los que han hecho investigadores previos de Argentina, México y Perú», concluye la historiadora.
El trabajo de Carla Maranguello ha tenido un impacto significativo en la preservación de este patrimonio. Ella señala que este libro es una oportunidad para comprender que el patrimonio cultural de Puno no solo es valioso para el Perú, sino para todos. En cada iglesia, en cada ornamentación, se refleja una historia compartida entre los pueblos andinos y la llegada del cristianismo. Un patrimonio que continúa vivo.
EL DATO
El libro de la Dra. Maranguello puede ser adquirido en la librería universitaria de la UCSP, ubicada en el campus San Lázaro de esta casa de estudios, o por la tienda online https://cloud.ucsp.edu.pe/site/tiendaonline/producto-detalle/1837.

*Las fotos de las iglesias son de autoría de la Dra. Carla Maranguello y fueron publicadas en el libro Naturaleza, cultura andina y concepciones doctrinales jesuísticas. Las iglesias del Lago Titicaca en Chucuito tardo colonial.
Discusión sobre el post