Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
Esta semana, las elecciones volvieron a los titulares, no por propuestas, sino por trampas. El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) acaba de soltar una bomba: casi 82 mil firmas falsas han sido detectadas en los padrones de inscripción de partidos políticos. Y lo peor no es eso, sino que 60 % de los partidos que buscan postular están manchados por estas irregularidades. Entre los más nombrados están Perú Moderno, PRIN, Demócrata Verde, Primero la Gente, Perú Primero y Voces del Pueblo.
Pero la historia no termina ahí. En los dominicales, cientos de ciudadanos aparecieron denunciando que ¡nunca firmaron nada! y, sin embargo, figuran como afiliados a partidos. Para salir de ese embrollo, el JNE les cobraba 46 soles y solo tras el escándalo, eliminaron el cobro. Mientras tanto, a los partidos que fueron los responsables de tan fraudulenta inscripción, no les pasará absolutamente nada. Tan solo se podrá sancionar a los responsables de la recaudación de firmas en cada agrupación. Un retroceso más en materia de responsabilidad en nuestro sistema político.
Ya pasaron seis años desde la tan prometida “reforma política” y el resultado es desolador. En vez de tener partidos sólidos con ideas claras, tenemos firmas falsificadas y agrupaciones que funcionan más como empresas electorales que como colectivos con visión de país. El sistema permite que cualquiera postule si tiene plata, aunque no tenga ni idea de cómo gobernar y las consecuencias las padecemos todos.
Así seguimos, con autoridades que aprenden sus funciones recién cuando se sientan en el cargo. Mientras tanto, los problemas del Perú no dan tregua, más aun en materia de seguridad y empleo, que siguen esperando soluciones reales. Ya basta de improvisación. El país no puede seguir aguantando tanta mediocridad.
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