Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno José Luis Bustamante y Rivero de la Universidad Católica San Pablo
La candidatura de Waldemar Cerrón para la presidencia del Congreso, en los dos primeros años de la actual legislatura, parecía lejana, como si se tratara de un grito en el desierto sin eco alguno en las demás fuerzas políticas. Hoy, a un mes de comenzar la instalación de la nueva mesa directiva, no se puede descartar como antes.
¿Cómo se ha vuelto esto posible? Pues, tras la elección del defensor del Pueblo, quedó demostrado que a pesar de haber perdido el Ejecutivo, y sin necesidad de integrar la mesa directiva del Congreso, el cerronismo demostró la muñeca política para liderar y condicionar una comisión en las narices del presidente del Congreso, José Williams, y hacer que se escoja a Josué Gutiérrez Cóndor, exabogado de Vladimir Cerrón como defensor del Pueblo.
Con ello, a falta de líderes en el Congreso y sobre todo en la otrora oposición a Castillo, la habilidad política de Vladimir Cerrón para hacer “jugaditas” políticas, expone que no sólo fue capaz de convertir a un casi desconocido Pedro Castillo en presidente del país, sino que, aun perdiendo la presidencia, no piensa amilanarse ante las derrotas y va a llegar hasta donde lo dejen, como lo hizo con la Defensoría del Pueblo, buscando redoblar la apuesta con la presidencia del Congreso, demostrando con ello prospectiva a mediano y largo plazo, algo escaso en nuestros políticos.
La cuestión es si Fuerza Popular secundará nuevamente al cerronismo en sus aspiraciones de poder para sacar su tajada, o más bien buscará liderar la coalición de centro y derecha capaz de rehacer mayorías, como ocurrió con la elección de urgencia de José Williams en la presidencia del Congreso, de ello dependerá la próxima legislatura.
Discusión sobre el post