Marisol Velazco Gutiérrez
Profesora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Católica San Pablo
“Hay, hermanos, muchísimo que hacer”, estas palabras de César Vallejo resuenan con fuerza en los estudiantes de arquitectura del segundo semestre de la Universidad Católica San Pablo (UCSP).
A lo largo de su formación universitaria, los futuros arquitectos no sólo están comprometidos con la creación de planos y maquetas; su labor exige una conexión profunda con la realidad social y ambiental. Deben involucrarse con la comunidad, conocer su contexto, estudiar el paisaje y la tecnología constructiva con la finalidad de acercarse a las diferentes realidades del mundo.
El reciente taller de Proyectos II ha brindado a los estudiantes la oportunidad de trabajar en la periferia de Arequipa, específicamente en la comunidad de Pampa de Arrieros, ubicada en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca.
A través de este taller, los estudiantes no sólo realizaron el levantamiento de información para sus proyectos, sino que también se involucraron en una actividad de recolección de residuos plásticos en la carretera que conecta con la ciudad con Puno.
Esta tarea, realizada entre el kilómetro 90 y 93 de la vía, dejó una huella importante en los estudiantes. En contacto directo con el entorno y los habitantes de la zona, los alumnos pudieron observar de cerca los daños causados por la acumulación de residuos, especialmente plásticos que, además de contaminar el paisaje, también destruyen la flora y fauna local. Este problema es sólo una pequeña muestra de los retos ambientales que enfrenta la región. La contaminación, agravada por la proliferación de plásticos, amenaza tanto el medio ambiente como la salud de las comunidades cercanas.
El impacto de la actividad fue aún más evidente cuando los estudiantes interactuaron con los usuarios de la carretera: transportistas, turistas y habitantes de la zona. La respuesta de la comunidad fue positiva, con gestos de apoyo como el toque de bocinas de los vehículos, lo que evidenció el reconocimiento hacia el esfuerzo de los estudiantes.
Esta experiencia permitió a los futuros arquitectos reflexionar sobre la importancia de preservar este patrimonio ambiental en su aspecto estético y como un bien fundamental para el bienestar de todos.
Este esfuerzo no habría sido posible sin el compromiso de la UCSP y la colaboración de diversas instituciones. La universidad proporcionó los implementos de seguridad necesarios y facilitó el transporte, mientras que el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) supervisó la actividad en la reserva. Además, la comunidad campesina y la municipalidad de Yura apoyaron logísticamente en la recolección de residuos y ofrecieron una visita guiada a la estación de tren y el pueblo de Pampa de Arrieros.
Lo más valioso de esta actividad, sin embargo, fue la experiencia vivencial que marcará la carrera de los estudiantes. Durante un día, alejados del ruido digital y de las distracciones cotidianas, los jóvenes pudieron sumergirse en la belleza de la naturaleza, reconocer el valor arquitectónico del pueblo y la estación de tren, y disfrutar de la compañía de especies locales como guanacos y aves, que parecían agradecer su presencia.
Este taller contribuyó a la formación académica de los estudiantes y los sensibilizó sobre los retos que enfrentan las comunidades y el medio ambiente. La frase de César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”, ilumina el hecho de que los estudiantes de la UCSP no sólo tienen la tarea de diseñar edificios, sino de contribuir a la construcción de un futuro más sostenible y consciente de los desafíos ambientales y sociales.
Así, al regresar de la periferia de Arequipa, los estudiantes se llevaron consigo valiosas lecciones de arquitectura y un compromiso renovado con el entorno y las personas que habitan en él.
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