¡Vamos Affleck! ¡Vamos hijo!, gritaba el aficionado, mientras el caballo cruzaba en primer lugar la meta del hipódromo Arequipa, en el distrito de Cerro Colorado. Fue la quinta y última carrera del clásico Fundación de Arequipa, una prueba de 1 300 metros.
Carlos Carigga, preparador del caballo ganador, movía la cabeza con aprobación, mientras que el pura sangre, con la monta de Joel Pari, pasaba frente a él para posar en el herraje de ganadores, con su lomo brillante que reflejaba el sol de la mañana.
El relincho de los equinos se contagió en uno y otro. Los aficionados, socios y propietarios, llegaron con sus mejores atuendos, mientras que en las caballerizas el ambiente era distinto.
No era para menos, después de dos años, los caballos salieron a la pista y los jinetes desempolvaron el uniforme y la fusta, como hace 13 años atrás, donde el público aficionado, viejos y actuales hípicos, colmaron las tribunas del histórico y desaparecido hipódromo de Porongoche.
Esta vez, las tribunas del moderno pero abandonado recinto hípico de Arequipa, fueron testigo del bullicio característico de un día de carreras en el Primer Festival Hípico, actividad realizada por la Asociación de Propietarios de Caballos de Carreras de Arequipa (APCCA).
Aunque esta vez no hubo apuestas y solo participaron cerca de 30 caballos, el festival generó trabajo a más de 50 personas, renovando la fe y esperanza en los aficionados, de reactivar nuevamente la hípica en Arequipa.
Mucho que mejorar
Sin embargo, detrás de la pista el panorama sigue siendo complicado. Víctor Aranibar, presidente de la APCCA, sostuvo que los problemas económicos y de organización no tienen cuando acabar. Por ello y con el apoyo del Jockey Club de Arequipa (JCA) tomaron las riendas de la hípica arequipeña.
Aranibar aseguró que partir de ahora, se llevará a cabo una reunión al mes hasta fin de año, teniendo como principal objetivo la reactivación total del hipódromo para el año 2022, por eso es indispensable el reabastecimiento de la caballada y la línea de apuestas.
“Nosotros como asociación, estamos asumiendo responsabilidades que no nos corresponden, pero con el objetivo que la hípica arequipeña no desaparezca. Queremos dejar el camino limpio y estructurado para que la nueva directiva del JCA continúe con la reactivación”, aseguró.
Amor y pasión
Julio Rojas es administrador del hipódromo Arequipa y también, uno de los más felices con el reinicio de las carreras. Con lágrimas en los ojos, el exvareador asegura que el festival es un paso fundamental para la reactivación de la hípica en Arequipa.
“Lo que necesitamos es tener directivos jóvenes que quieran apoyar y sacar adelante todo esto. La hípica en Arequipa es una pasión muy grande. Todo este festival tiene que ser el inicio de algo bueno”, asegura.
La historia de Julio con los caballos es particular. A los 17 años, su hermano mayor lo llevó al hipódromo de Porongoche. Aquella vez, recuerda que apostó un vale triple (apuesta a tres caballos ganadores en diferentes carreras) y ganó —en ese entonces 1985— más de 3 000 intis.
“Recuerdo que al salir del hipódromo con mi ‘cerro’ de dinero, me encontré con mi madre y le regalé todo lo ganado. En mi primera experiencia me fue muy bien”, dice sonriendo.
Hoy con 53 años y 30 de ellos en el mundo hípico, Julio Rojas es el administrador del hipódromo, cargo de mucha responsabilidad y que jamás pensó ocupar, ya que cuando las carreras se trasladaron a Cerro Colorado, decidió dedicarse a la construcción civil, sin embargo, su pasión por los equinos hizo que regrese al lugar al que él considera su segunda casa.
“El sueldo que me ofrecieron por ser administrador del hipódromo era menor al que ganaba en construcción civil, pero mi pasión por los caballos pudo más”, recuerda.
Por ahora, Rojas no solo realiza las funciones de un administrador, confiesa que por la falta de dinero no cuenta con personal adecuado para el mantenimiento y mejoramiento del recinto. Ante ello, tiene la necesidad de cumplir otras funciones como la jardinería y limpieza.
“Yo siempre veo la hípica desde el lado positivo. A mí me dio todo lo que tengo. Este gran hipódromo tiene resurgir por el bien de todos los hípicos”, dice.
Por su parte, Rodolfo Escobar, presidente del JCA, lamenta que hasta el momento no se haya podido pagar la deuda que asciende a más un millón de soles.
Para salvar el hipódromo, Escobar tiene solo una salida. “La única opción que veo posible para salir de esta crisis, es vender parte del hipódromo Arequipa. Exactamente la zona agrícola, ese es un terreno que no será utilizado”, aseguró.
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