Considerado por entonces como uno de los mejores delanteros, se rompió los meniscos de la rodilla, lesión que cambió el rumbo de su carrera
Juan Pablo Olivares
“Me arrepiento de haber fichado por Sporting Cristal”, dice con firmeza Jorge Lazo, exfutbolista y goleador del FBC Melgar en los años 90. Cada frase que pronuncia la hace con sinceridad y con la sensación de que el fútbol le dejó el ‘veneno’ de una mala experiencia. “He llorado por todo lo que me pasó cuando jugaba”, lamenta.
Rodillas destrozadas
En 1994 jugando por el FBC Melgar y con solo 20 años de edad, tuvo una lesión de gravedad. Se rompió los meniscos de la rodilla derecha. Un médico de quien no recuerda el nombre —o prefiere no hacerlo— le operó mal. “Me dejó como una especie de cacho en el menisco y desde entonces mi rodilla no quedó bien”, asegura.
Lazo tiene tres operaciones en la rodilla y es muy probable que le operen por cuarta vez. Cuenta que tienen que rasparle el hueso. Con el tiempo su articulación quedó destrozada, tiene astillas y padece de artrosis. “Prácticamente ya no puedo jugar al fútbol ni fulbito. Es más, ahora solo le pego al balón con la pierna izquierda”, señaló muy sentido.
Ahora con 48 años de edad, el exfutbolista se dedica a enseñar los fundamentos de este deporte de manera particular a niños y jóvenes. Lo hace con el ejemplo. El exdelantero domina y le pega al balón una y otra vez, corre de un lado a otro, aunque con algo de dificultad.
“Tengo miedo que más adelante ya no pueda caminar. Abandoné un poco mi salud, pero el trabajo con los niños me permite seguir ligado al fútbol”, confiesa con algo de tristeza y remordimiento.
Un goleador poco valorado
Si no fuese futbolista, tal vez sería ingeniero o economista. Reconoce que le habría gustado estudiar una carrera profesional, pero también admite que, si volviese a nacer sería pelotero.
Lazo jugó tres temporadas consecutivas en el FBC Melgar: 1993, 1994 y 1995. No recuerda el número exacto de goles que anotó con la camisera rojinegra, pero estima que son más de 50.
Su olfato goleador, habilidad para encarar y amagar a los rivales, además de su potente disparo, fueron características suficientes para ser fichado por Sporting Cristal. Ocurrió en 1996 y el portero celeste de ese entonces, Julio César Balerio, fue quien lo convenció.
En el equipo cervecero le pagaron 50 000 dólares por tres años y 3 000 dólares mensuales, cantidad que el FBC Melgar no estaba dispuesto a darle.
“A Alejandro Tapia [exdirigente del FBC Melgar] le pedí 35 000 dólares de prima y 6 000 dólares mensuales. Me miró y me dijo que pedía mucho, que me podía dar algo, pero era muy poco, entonces me fui a Cristal, una decisión de la cual me arrepiento”, confiesa.
Sueño frustrado
¿Por qué no rindió en Sporting Cristal? El ‘Toro’ Lazo asegura que llegó con gran ilusión y expectativa. El equipo celeste era dirigido por Juan Carlos Oblitas y con él, el delantero arequipeño tuvo opciones de jugar y anotar goles.
Luego llegó el entrenador brasileño José Luis Carbone y posteriormente el uruguayo Sergio Markarián, quien no lo tuvo en sus planes y tuvo que ser prestado al Deportivo Pesquero de Chimbote.
“Cuando llegué a Cristal era muy joven y no tenía asesoría, representación ni nada. Ese equipo tenía grandes delanteros como Maestri, Amoako y Julinho. Jugué algunos partidos pero había mucha argolla”, sostiene.
Pese a su lesión, Lazo también vistió la camiseta del Cienciano y Unión Minas de Orcopampa, donde se retiró del fútbol profesional. En la categoría amateur jugó en el Atlético Universidad, además, formó parte de la selección peruana sub 23 y mayores.
Escuela de fútbol
Una vez retirado de las canchas estudió para ser entrenador. Fundó su escuela Toro Lazo, pero por mal manejo administrativo desapareció. Posiblemente, en septiembre próximo, dirija al equipo Binacional Junior en la segunda división de la Liga de Paucarpata.
Aunque su rodilla no le deja trabajar como él quisiera, está dispuesto a cumplir el reto, después de todo, el ‘Toro’ Lazo asegura que nació y morirá por el fútbol.
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