Juan Pablo Olivares
Para algunos ciclistas, rodar —ya sea distancias cortas o largas, en pista o carretera— es vida; para otros, es un modo de transporte esencial cada vez más común. Pero, para Mauricio Llerena Juárez, no sólo es eso, el ciclismo le devolvió la vida y lo hizo sentirse libre.
Todo comenzó hace ocho años, en 2015. A Llerena, le detectaron sobrepeso, la presión arterial alta y colesterol elevado. El médico le recomendó hacer deporte, más aún porque era propenso a tener problemas cardiovasculares, es decir, podría sufrir un infarto. Además, un año antes, su padre falleció de un inesperado ataque al corazón.
Mauricio, apenas tenía fuerza para asimilar y superar la muerte de su papá y aun así empezó a rodar, no sólo para superar su dolor, sino para mejorar su salud. ¿Era un objetivo inalcanzable? No para el programador de software de 43 años de edad de la Universidad Católica San Pablo, pues su valor y determinación le permitieron superar esta meta.
“Luego de rodar un tiempo, mis resultados de los exámenes y mi estado de salud mejoraron. Además, andar en bicicleta hace que te liberes de la tensión y estrés del trabajo. Se convirtió en una nueva forma de vida”, asegura.
El deportista se introdujo en el mundo del ciclismo, empezó a investigar todo sobre la bicicleta y los demás beneficios de este deporte. En la Navidad de 2015, se compró su primera bicicleta, una básica. Luego adquirió una ‘montañera’, más sofisticada, con la que empezó a rodar no sólo distancias cortas, sino que experimentó el ciclismo de carretera y montaña.
“Al inicio hacía deporte por una media hora. Ahora, lo hago generalmente los fines de semana durante dos a tres horas. Mis rutas preferidas son Sabandía y Characato, y claro descubrí nuevos trayectos que seguir. El ciclismo me atrapó y se convirtió en mi hobby”, cuenta.
Pistas peligrosas
Mauricio, confiesa que no rueda por las calles de la ciudad. Tuvo dos accidentes, uno de gravedad. Un auto lo chocó y salió disparado varios metros. Estuvo en riesgo su vida y acabó hospitalizado cerca de un mes. “Por eso, prefiero evitar las calles del centro de la ciudad”, lamenta.
¿Es seguro manejar bicicleta por la ciudad? No. Principalmente debido a la imprudencia de los conductores de automóviles y buses; la falta de señalización y ciclovías. Por lo general, el ciclista debe hacer uso de la calzada de la vía, como cualquier otro vehículo; sin embargo, existen algunas excepciones en las que ciertos ciclistas pueden hacer uso de la acera o vereda, bajo algunos parámetros de comportamiento.
Por ejemplo, los ciclistas menores de 14 años de edad, adultos en compañía de menores, mujeres en estado de gestación y personas con algún tipo de discapacidad, pueden hacer uso de la acera, así también cuando no existe ciclovías. El límite de velocidad en una ciclovía es de 25 km/h.
De otro lado, la infraestructura para la movilidad en bicicleta es escasa y desarticulada. No existe una red vial para ciclistas y ello tampoco garantiza la accesibilidad territorial en este transporte. Según el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Arequipa, la infraestructura asignada a la bicicleta, sólo representa el 0,2 % del total de la red vial principal.
Educación vial
Esta realidad desanima a muchas personas, como Mauricio Llerena, a practicar el ciclismo en el centro de la ciudad. Hace falta incentivar la educación vial, ya que por más que se instalen ciclovías, si no existe un adecuado conocimiento de las reglas, nada funcionará.
Si bien no existe un estudio que revele el número estimado de personas que desconocen la ley y reglamento de tránsito de ciclistas, según el representante del colectivo Enbiciados AQP, Javier Estrada, el porcentaje llega a un 80 % de la población.
Es por ello que Llerena practica el ciclismo con más responsabilidad. Al igual que su carrera y trabajo como desarrollador de software en la San Pablo, el ciclismo le ha permitido investigar todo sobre este deporte. Por ejemplo, saber arreglar los desperfectos que tiene la bicicleta en la ruta. También aprendió a calibrar los cambios o simplemente a cambiar una llanta.
“Para rodar se necesita planificar y tener la bicicleta en perfectas condiciones. Mi profesión también me ayudó con el ciclismo, soy muy metódico y procuro estar bien concentrado”, señala.
Ciclismo universitario
Llerena pertenece al club UCSP Cycling Team, con el que busca fomentar la práctica del ciclismo en los integrantes de la comunidad universitaria. Además, tiene como objetivo participar junto a los pedaleros de la San Pablo, en la competencia Vuelta a los Pueblitos, que se realizará en julio próximo. Esta competición se desarrolla en rutas de tierra y trocha, y consiste en recorrer los pueblos que están alrededor del volcán Pichu Pichu.
“La Vuelta a los Pueblitos es una competencia especial. Al recorrerla me siento libre. El solo hecho de sentir el olor a tierra, ganado, ver la vegetación y escuchar el cántico de las aves y grillos, es lo mejor que puedes disfrutar”, narra.
Mauricio, se considera un ciclista aficionado y quiere seguir siéndolo. No es de su interés convertirse en un ciclista profesional porque asegura que dedicarse a la competitividad haría que pierda la emoción, tranquilidad y libertad que le dio este deporte.
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