Juan Pablo Olivares
Hay historias —suelen decir— que merecen ser contadas, otras parecen sacadas de un libro. La de Henry Góngora Ortiz (57), posee los ingredientes necesarios: drama, sufrimiento y superación. Pasó de ser un niño que soñaba con ser futbolista y militar, a perder su pierna derecha por un accidente.
Años después de convertirse en un destacado contador público, casi pierde la vista a causa de una miastenia grave, una rara enfermedad que ataca a 1 persona de cada 20 000 y que consiste en la debilidad o fatiga muscular, que dificulta o impide las tareas normales de los músculos. No tiene cura, pero si un tratamiento.
Ahora es uno de los pioneros del fútbol de amputados del país y tiene la posibilidad de convertirse en el primer arequipeño en jugar un mundial. Todo en la misma persona, todo en la misma vida: la vida de Henry Góngora.
Henry, nació en la localidad de Cocachacra, provincial de Islay (Arequipa) y en el calor de una familia que cuidó y le dio todo el amor al mayor de sus hijos. De ese lugar, recuerda los mejores momentos de su niñez, hasta que un accidente acabó con sus sueños.
“De niño y con mis amigos, jugábamos a ser vaqueros y cuando pasaba el tren, nos trepábamos a la máquina en movimiento, como en las películas, pero un día calculé mal el salto, me resbalé y caí debajo del tren. Me arrastró más de cinco metros y destrozó mi pierna. Fue un 21 de enero de 1974”, recuerda.
Capacitado para todo
Tras la tragedia, asumió que debía encontrar una manera de salir adelante. El deporte (en especial el fútbol) lo fue todo para él y decidió que, además de ser un gran futbolista, se convertiría en un exitoso profesional. Desde entonces, no ha parado de practicar el fútbol adaptado; supo reinventarse y transformar su enfado en constantes alegrías y victorias.
En 2001, empezaron a realizarse campeonatos oficiales y Henry Góngora, participaba de ellos, siendo varias veces campeón nacional de Arequipa. En aquel entonces, estaba considerada como una de las mejores ciudades en el deporte de fútbol adaptado.
Ya en 2016 (en Lima), junto a un grupo de amigos, decidieron difundir el fútbol de amputados. Al inicio jugaban con la selección de talla baja, ahora, entrenan en el polideportivo del distrito limeño de San Borja, al que ellos le llaman, la casa de la selección de amputados y donde entrenan tres veces a la semana.
Allí germinó la idea de formar, la Asociación Nacional de Fútbol de Amputados del Perú (ANFAP), sabiendo que existe la Asociación Mundial de Fútbol de Amputados y que jugarían torneos panamericanos y sudamericanos, clasificatorios al mundial.
Precisamente, del 16 al 23 de marzo, se llevará a cabo el campeonato sudamericano en Colombia, en el que participarán siete países y otorgará cuatro boletos a la cita mundialista que se desarrollará en octubre de este año en Turquía.
Muy cerca del mundial
La selección peruana, tiene gran opción de clasificar al mundial; sin embargo, por no ser un deporte paralímpico y no reconocido por Instituto Peruano del Deporte (IPD), carecen del apoyo de las autoridades deportivas. La selección busca costear el gasto de los pasajes y estadía en Colombia.
Por lo pronto, ellos continúan entrenando con el objetivo de clasificar al mundial. Góngora, espera estar en la lista final que disputará el sudamericano y si Dios quiere —como dice el deportista— clasificar al mundial y cumplir ‘quizás’ el más grande sueño de su vida.
“En los entrenamientos sudamos la ‘gota gorda’. Realizamos todo tipo de trabajo físico. La medida del campo de juego es de 60 m x 40 m. Jugamos siete contra siete y cada tiempo de juego es de 25 minutos. Estamos enfocados en el objetivo”, explica.
El arequipeño, prometió seguir practicando y fomentado el fútbol adaptado en todo el país. No le gusta vivir del recuerdo y dice que, cada día es una nueva oportunidad de vivir intensamente. Es una persona agradecida y a pesar de los sufrimientos que tuvo, se considera un adicto al deporte de competición por la adrenalina que este le genera. Hasta el momento, nada ni nadie pudo con él.
EL DATO
La selección nacional de fútbol de amputados, está integrada —por ahora— por 21 jugadores, a todos les falta una pierna, excepto el arquero quien no tiene una mano.
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