Juan Pablo Olivares
Con más de un millar de vecinos, 15 de enero es uno de los barrios más conocidos y ‘picantes’ de Arequipa. También es un vecindario rodeado de comercio industrial, talleres mecánicos y gente yendo y viniendo, sin embargo, años atrás este barrio ubicado en el popular distrito de Paucarpata, estuvo muy ligado al deporte ya que se convirtió en el escenario del campeonato de fulbito más importante de la ciudad.
Historia
En los años 70, la niñez y juventud de este populoso barrio dedicaban su tiempo libre a rodar la pelota, muchas veces en la calle y en campos de tierra. Los chicos se divertían en los torneos intercalles que organizaban.
Al inicio la rivalidad entre los equipos de las diferentes calles, era el principal ingrediente de la competencia, donde destacaron equipos como Bauru, Los Perdidos, entre otros. “El campeonato más conocido y recordado como el de 15 de enero, nace a raíz de que la gente del barrio gozaba de hacer deporte. Jugábamos en la calle y campos de tierra”, recuerda Demetrio Vilca, vecino y dirigente.
En 1980 un grupo de personas entusiasmadas en fomentar el deporte en la juventud, decidió llevar a cabo el primer campeonato de fulbito denominado Confraternidad, de manera oficial y continúa. En un inicio, la competencia se desarrolló con 16 equipos, en su mayoría del barrio y zonas aledañas.
En los años 90, ya con Roberto ‘Chino’ Zárate como organizador, una de las cosas que caracterizaba al campeonato, era la fiesta popular en la que se enfrascaban en la tribuna los hinchas de cada equipo. “En el desfile de inauguración los equipos competían por ser los mejores uniformados, con sus respectivos padrinos y madrinas. Era una fiesta”, recuerda Vilca.
Los cracks
La popularidad del torneo iba en aumento gracias a que los equipos se reforzaban con jugadores de otras ciudades e incluso con futbolistas profesionales. Por el campeonato de 15 de enero pasaron Martin Gago, Genero Neyra, Wilmer Calmet, ‘Puchito’ Flores entre otros.
Es más, este torneo se convirtió en el trampolín para que muchos jóvenes fueran conocidos y lleguen a destacar a nivel local y nacional. El caso más recordado fue el de Hilden “el Pato” Salas, quien jugó en el FBC Melgar y en el extranjero.
Nombres peculiares
El campeonato fue tomando relevancia y llegó a ser comparado con el tradicional Mundialito ‘El Porvenir’ de la ciudad de Lima. Para ese entonces, equipos como Olimpia y Los Monster eran los principales protagonistas.
Luego se sumaron Fokker F-27 de la Urb. Manco Cápac de Paucarpata, Ferretería Misti, del distrito de Miraflores, Salsa Brava del barrio de Manuel Prado, Dimexa y Cabdeley, entre otros. Todos ellos destacaron en el tradicional campeonato para la alegría de los cientos de aficionados que concurrían domingo a domingo a disfrutar de los partidos.
Con la fama que iba ganando, los organizadores del torneo decidieron implementar premios económicos y con ello, generaron mayor expectativa e interés en los equipos participantes y público en general.
El campeonato pasaba por su mejor momento, sin embargo, discrepancias con la directiva de la urbanización de ese entonces, pondrían fin a este tradicional torneo de fulbito.
Así y después de casi 30 años, el balón dejó de rodar en los campos de ‘15 de enero’. “Si mal no recuerdo el último campeonato en el barrio fue en el 2010. Los vecinos empezaron a sentir molestia. La gran cantidad de público que llegaba al recinto deportivo y los disturbios que a veces se generaban en los partidos, fue el detonante para ponerle fin”, recuerda con nostalgia Demetrio Vilca.
Hoy, dedicados a sus labores cotidianas, dirigentes y jugadores atesoran los mejores recuerdos, fotos y recortes periodísticos que relatan la historia del tradicional torneo de 15 de enero. Los pioneros del también llamado fútbol callejero, que sudaban la camiseta por amor al deporte. Todo un ejemplo que se perdió en el tiempo.
Nuevos tiempos
Después aparecería el campeonato Copa Óptica Zambrano, que llegó a concitar el interés de los amantes del fulbito por los premios económicos que allí se repartían. Esto estimuló que los más de 30 equipos que participaban —desde hace casi diez años atrás— se refuercen con lo mejor que podían para alcanzar la final.
Jesús Zambrano, empresario y organizador del torneo, asegura que los equipos gastaban unos 20 000 soles para formar un equipo competitivo. “Un jugador puede cobrar entre 400 y 600 soles por partido, mientras un refuerzo hasta 2 000 soles”, afirma.
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