Víctor Condori
A pesar de la celosa política restrictiva de la corona española durante el siglo XVIII con respecto a la presencia de extranjeros en territorio americano, según un censo realizado en la ciudad de Lima en 1775, residían en la capital 116 extranjeros, entre italianos (53), franceses (31), portugueses (21), irlandeses (6) y alemanes (5).
Aunque parezca extraño, no se trató de un fenómeno reciente para esa época. Según los estudios de Peter Boyd-Bowman, entre 1493 y 1579 emigraron a América cerca de 45 374 peninsulares. De ellos, 77 % eran andaluces, extremeños y castellanos, y 2.8 % (1 293) eran extranjeros: italianos, flamencos, franceses, griegos y, por supuesto, alemanes.
Los primeros alemanes llegaron a América en la época de la conquista. Uno de los que sobresalió fue Bartolomeus Blumenthal, más conocido como Bartolomé Flores, natural de Núremberg, quien participó en las guerras civiles defendiendo el bando pizarrista. Además, en 1540, acompañó a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile; conseguida esta, fue recompensado con varias encomiendas. Murió en 1585.
Un dato adicional: el castellanizar el apellido, o traducirlo, fue una costumbre bastante extendida entre algunos extranjeros por aquella época. ¿Las razones? Incorporarse a la nueva sociedad hispanoamericana, así como eludir la férrea vigilancia de la Inquisición, en la medida que muchos extranjeros fueron asociados con la ‘herejía’ protestante.
La Inquisición
Precisamente en 1617, la Inquisición limeña procesó a dos alemanes: Felipe Juan (Philipus Hansen), natural de Königsberg, y Andrés Enriquez (Andreas Hindrich), de Emden. Ambos, desertores de la expedición corsaria dirigida por el holandés Joris van Spielberg, quien en 1615 había asolado la costa peruana.
En el lado opuesto, encontramos a muchos alemanes que llegaron al Perú como parte de alguna orden religiosa, verbigracia, la Compañía de Jesús. Entre ellos destacaron Samuel Fritz, nacido en Bohemia, autor de uno de los primeros mapas de la Amazonía; y Johan Wolfgang Bayer, de Franconia, quien redactó la primera descripción del Perú en alemán.
Misión científica
Durante el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones y la Ilustración, el territorio americano se abrió a la observación de científicos, exploradores y viajeros alemanes, como los reconocidos Tadeus Haenke y Alexander von Humboldt.
Asimismo, y como parte de la política modernizadora de los Borbones, en 1788, llegó al virreinato del Perú una expedición —conocida como la misión Nordenflicht— de técnicos y especialistas en metalurgia y mineralogía, con el fin de reactivar la actividad minera.
Este grupo estuvo integrado por algunos nativos de Alemania, como Daniel Weber, de Renania; Antón Zacarías Helms, de Hamburgo; y Federico Mothes, de Sajonia.
Ahora, en los primeros años del siglo XIX, como consecuencia del fin de las guerras napoleónicas y el inicio de los conflictos por la independencia en Hispanoamérica, no solo hubo una mayor apertura al comercio, sino también a las migraciones.
Así arribaron cientos de excombatientes o veteranos, entre ingleses, escoceses, irlandeses, franceses y alemanes. Entre estos últimos, destacaron los 300 hannoverianos que lucharon al lado de Simón Bolívar en Nueva Granada; y en el Perú, los oficiales Clemente Althaus, de Hannover, y Otto Felipe Braun, de Kassel.
En Arequipa
Desde 1821, y antes que la guerra de la Independencia llegue a su fin, numerosos comerciantes extranjeros se establecieron en Arequipa, merced a permisos especiales otorgados por las autoridades locales.
Aunque hubo un predominio de ingleses y franceses, también encontramos a algunos alemanes provenientes de las ciudades libres de Bremen y Hamburgo, como Antonio von Lotten, Daniel Schütte y Enrique Witt.
Von Lotten fue el primer extranjero en dedicarse al comercio de lanas para su exportación a Europa y los Estados Unidos; Schütte estableció en 1824 la primera casa comercial alemana en el Perú, con sede en la ciudad de Arequipa; mientras que Witt, quien residió en nuestro país hasta 1892, fue autor de un prolijo diario, en el que describió con detalle la vida política, económica y cultural del Perú decimonónico.
Con el fin de las guerras de la Independencia, la ciudad de Arequipa, como muchas ciudades de América Latina, se convirtió en el destino de cientos de comerciantes, empresarios y aventureros extranjeros, tanto ingleses y franceses como alemanes. Algunos de ellos lograron destacar como grandes comerciantes o almaceneros.
De esta forma, en la primera mitad del siglo XIX hubo en la ciudad seis comerciantes clasificados dentro de la categoría de almaceneros, entre los cuales, dos eran alemanes: nos referimos a Cristóbal Guillermo Schütte, natural de Bremen, y Jerónimo Guillermo Harmsen, de Hamburgo.
El primero de ellos, casado con la arequipeña Rosa Diez de la Torre, destacó no solo como gran comerciante y empresario constructor, sino especialmente como consignatario del Estado peruano para la venta de guano a los mercados de Alemania, Escandinavia y los Estados Unidos. Esta actividad le permitió amasar una considerable fortuna y terminar sus días residiendo en París en medio de la opulencia.
Influencia alemana
El desarrollo económico de la región de Arequipa, en la segunda mitad del siglo XIX, coincidió con el proceso de unificación alemana (1870). En ese sentido, los arequipeños serían testigos del arribo de una numerosa población germana —muy superior a la de décadas anteriores—, que para 1880 sumaban cerca de 40.
Aunque algunos se dedicaron a oficios artesanales, como la sastrería, la carpintería y la zapatería, la mayoría de ellos destacó en el comercio y en actividades empresariales relacionadas con la exportación de materias primas, la explotación minera y la producción de bienes de consumo, como la cerveza. Así, en 1898, Ernest Günther fundó la fábrica de cerveza Pilsener, más tarde, Compañía Cervecera del Sur.
Entre los principales residentes alemanes de la ciudad se encontraban los hermanos Federico y Fernando Emmel, Luciano Gaussen, Carlos Wagner, Enrique Reincke, Carlos Heldt, Gustavo Hansen, Enrique Kochsike, Teodoro Harmsen, Carlos Colsman, Otto Grell, Emilio Petersen, Augusto Rodolfo Berns, Carlos Ackermann, Gustavo Moller, Alejandro von der Heyde, Oscar Zollinkhofer, Rodolfo Hoefle, Ernesto Spinckmoller, Adolfo Weiss, Augusto Helfer, Guillermo Bindermagel, Gustavo Mangelsdorf y Enrique Bachmann.
Los primeros alemanes llegaron a América en la época de la conquista, y uno de los que sobresalió fue Bartolomeus Blumenthal, más conocido como Bartolomé Flores.
Durante el siglo XVIII, el territorio americano se abrió a la observación de científicos, exploradores y viajeros alemanes, como los reconocidos Tadeus Haenke y Alexander von Humboldt.
El dato
Para el siglo XX, la numerosa presencia alemana en Arequipa favoreció la creación del Club Alemán, en 1917; el colegio Max Uhle, en 1956, y el Instituto Cultural Peruano Alemán, en 1979.
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