Manuel Bedregal Salas
Presidente del Instituto de Economía de Arequipa, IPE Arequipa
La educación es el arma más importante para la vida, decía Mandela. La democracia, el sistema político de organización menos malo, se sustenta en la confianza en el voto ciudadano que es, sobre todo, producto de su educación. Somos lo que aprendemos.
Hoy, más que nunca, la educación y la información son las fuentes del conocimiento y sin ellas es imposible la libertad, el progreso y el bienestar.
Este 2025, asistirán a clases en nuestra región más de 410 mil estudiantes de inicial, primaria y secundaria, de los cuales 58 % lo harán en instituciones públicas o estatales y 42 % en particulares, una proporción que revela una importante participación de la educación privada, comparada con el total nacional, que es de 72 % y 28 %, respectivamente.
La regulación y supervisión de las instituciones educativas son responsabilidad de las Unidades de Gestión Educativa Local (Ugel), a cargo del gobierno regional, instancia que tiene también a su cargo la gestión integral –dotación de recursos humanos, materiales y educativos– de las instituciones públicas.
En Arequipa, los gastos por un alumno de educación básica regular pública casi se han duplicado en años recientes, pasando de 8492 soles en 2016 a 16 009 soles en 2023. Los ciudadanos y las empresas hemos aportado cada vez más a la educación de los niños y jóvenes arequipeños.
En este contexto, ¿ha mejorado la educación pública en Arequipa de forma proporcional a los mayores recursos invertidos? Lamentablemente, no. Indicadores clave del Ministerio de Educación muestran que, mientras en 2016 el 59 % de los estudiantes de segundo de primaria comprendía textos, en 2023 solo lo logra el 51 %. En razonamiento matemático, el drama se hizo mayor, ya que el porcentaje bajó de 38 % a 18 %.
Por otro lado, son cotidianas las noticias acerca del pésimo estado de la infraestructura educativa escolar, que incluye cientos de locales en mal estado y algunos inhabilitados, en parte debido a las recientes lluvias.
Aunque se ha dejado de publicar –tal vez para evitar críticas– las estadísticas sobre el estado de los locales, las que están disponibles reflejan su precaria situación. El porcentaje de colegios públicos con suficientes pizarras ha disminuido del 62.6 % al 44.3 % y los que cuentan con las carpetas necesarias han pasado del 90.6 % al 88.6 %, en el período señalado.
Está muy bien publicitar los avances en el destrabe de grandes proyectos y en la ejecución de obras importantes, pero nos hemos olvidado de tratar la problemática de la educación regional, sobre todo la de los casi 240 mil niños y jóvenes que acuden a las instituciones públicas y que merecen nuestra mayor atención.
El problema no es la falta de recursos sino su uso deficiente, que entrega pésimos resultados y desperdicia la oportunidad de cerrar brechas sociales y mejorar las oportunidades de progreso de quienes más lo necesitan.
Luchemos por la calidad educativa y la formación de ciudadanos responsables. Nada es más importante.
Discusión sobre el post