Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
Con los recientes cambios ministeriales, el Gobierno busca alcanzar dos objetivos. El primero, que pase la Ley de presupuesto del próximo año y mantener las justas proporciones con las bancadas congresales que colaboran con la escasa gobernabilidad de Dina Boluarte, quedando claro que, si bien se necesitan mutuamente, el Congreso ha demostrado que no se la hará fácil si no coopera.
Son seis carteras que han tenido cambio de ministros: Justicia y Derechos Humanos, Educación, Desarrollo Agrario y Riego, Trabajo y Promoción del Empleo, Producción, y Transportes y Comunicaciones.
La decisión no debió ser fácil porque el cambio tuvo dos reasignaciones, es decir que la presidenta no quiso que se fueran, por más que necesitaba brindar cuotas a las bancadas, se quedaron Daniel Maurate que pasa a Producción en lugar de Justicia y Raúl Reyes Espejo que de Producción pasa al MTC.
El arribo de Ana María Choquehuanca busca integrar al gabinete a líderes del sur del país que pudieran tender puentes con la segunda región en importancia y también con el sector privado, mientras que Eduardo Arana se ve como cuota de Avanza País.
El caso de Educación es un poco más extraño, Miriam Ponce –que ha tenido vínculos con Fuerza Popular– tendrá que lidiar con la ley recién aprobada en el Congreso y por la cual se busca reponer a 14 000 profesores que fueron cesados en 2014, debido a que no aprobaron o no rindieron la prueba de evaluación docente.
Esta norma va contra el corazón de la reforma educativa y responde a la iniciativa de la bancada magisterial, a cuya presión también achacan el cambio en el Ministerio de Trabajo, debido al malestar que generó la cancelación de la inscripción del Fenatep, el sindicato magisterial fundado por Pedro Castillo. Así las cosas, parece que el corto plazo aplazará los resultados de gestión de Dina Boluarte.
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