Dada la coyuntura, en nuestro país, el dictado de clases seguirá siendo remoto y virtual, al menos el primer mes de 2021 (del 15 de marzo al 15 de abril). Luego de esa fecha se pondría en marcha un sistema flexible, gradual y voluntario para el retorno a la educación semipresencial, siempre y cuando se den las condiciones sanitarias.
La pregunta es ¿cómo sostenemos un sistema de educación a distancia en el Perú? Para el profesor de la Maestría en Humanidades de la Universidad Católica San Pablo, Enrique Gordillo, esto será posible a partir de una transformación “estructural e integral” de todo el sistema educativo y esto incluye varios aspectos.
Diagnóstico
El también educador y miembro de la Sociedad de Investigación Educativa Peruana (SIEP), explicó que primero es necesario que el Ministerio de Educación (Minedu), haga una evaluación del año lectivo 2020, analizar la efectividad de la plataforma Aprendo en casa y sus resultados, es decir, conocer el nivel de aprendizaje logrado por los alumnos y las competencias alcanzadas de acuerdo a los objetivos previstos en cada curso.
Esta revisión debe considerar el nivel de apoyo que tuvieron los estudiantes en casa. “En teoría los padres de familia deberían tener más tiempo en casa, sin embargo, muchos de ellos [debido a la crisis económica] salieron en busca de ingresos”, comentó.
Cambio sin retorno
La pandemia debería hacernos conscientes del cambio de paradigma educativo que afrontamos, con la irrupción de las tecnologías de información y comunicación (TIC), y los entornos virtuales.
“Esto no se acabará con la vacuna contra el COVID-19, los entornos virtuales educativos seguirán entre nosotros y eso debe quedar claro en los padres de familia, estudiantes, los responsables de las políticas educativas del país y el propio mercado laboral, sin dejar de lado el aporte de filósofos y teóricos sobre lo bueno y lo malo de este cambio.”, precisó Gordillo.
Este nuevo contexto amerita de una capacitación docente que ayude a superar las limitaciones en el manejo de las herramientas digitales para aprender no solo a usarlas desde lo práctico, sino también desde su fin y conocer la lógica que hay detrás de estas.
“Lo ideal es involucrar a los estudiantes en el uso de la plataforma virtual, no solo para descargar contenidos, sino para que desarrolle las tareas en tiempo real con la supervisión del docente”, señaló.
No obstante, Gordillo también reconoció que en este proceso de alfabetización digital, se debe tomar en cuenta la realidad socioeconómica de los profesores. La gran mayoría de ellos son padres de familia y “deben buscarse la vida” para afrontar los mayores gastos debido a la pandemia, por lo que las capacitaciones pueden colisionar con sus necesidades familiares.
Rol de las autoridades
Aquí es donde entra a tallar la participación de las autoridades educativas nacionales, para que tengan en claro que la educación a distancia demanda de un abordaje multidimensional e integral, para no cargar toda la responsabilidad a los docentes.
Contexto psicológico
El especialista también llamó la atención sobre la afectación psicológica de los docentes debido al estrés que soportan en la actualidad. Por eso, dijo, que sería muy importante saber cómo esto les afectó como profesionales y responsables de la economía familiar, antes de obligarlos a capacitarse “para no hacerlos responsables de un desastre”.
Esto tiene que ver con la poca importancia que se le da a la salud mental en el Perú y sobre los efectos que puede tener en la economía y la generación de desequilibrios emocionales.
Evaluación
Gordillo consideró que el actual modelo no debe centrarse solo en evaluar competencias, es decir en lograr que el estudiante sea capaz de hacer cosas. “Los contenidos también son importante y al redefinir la evaluación, se tiene que rediseñar toda la educación”, sentenció.
El especialista propuso modificar los contenidos que deben aprender y las competencias que deben adquirir los estudiantes, en este contexto de pandemia y de educación a distancia. De tal forma que se tenga un currículo más corto, pero a la vez más consistente y que sea evaluable de una manera distinta a lo que se hacía a nivel presencial.
Como vemos la tarea para sostener la educación a distancia en el país no es nada sencilla, pero se deben hacer más cambios para adaptarnos mejor a la nueva normalidad educativa impuesta por la pandemia.
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