José Colque
Entre los 14 y 17 años de edad, suelen presentarse algunos rasgos que permiten identificar a un potencial delincuente juvenil, así lo advirtió el psicólogo Renato Carpio. Es por ello que la etapa escolar es vital para definir el comportamiento de un adolescente ante la sociedad.
De acuerdo con el también docente del Departamento de Psicología de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), a los 17 años se prevé el pico de la potencial incidencia delictiva en un adolescente, luego esta actitud presenta una tendencia a la baja.
Previamente, en toda persona desde los 10 años de edad, se identifican características como la impulsividad y agresividad, esto debe ser tomado en cuenta para remediar un potencial comportamiento delictivo, apuntó Carpio.
“Trabajar desde la prevención es muy importante en el tema de la delincuencia juvenil. Sobre todo en el ámbito escolar y con los adolescentes que tengan mayor riesgo. Allí la participación de los psicólogos es fundamental, ya que si se interviene de manera preventiva se reducirá el número de adolescentes dentro del sistema de justicia juvenil”, señaló el especialista en psicología social comunitaria.
Un delincuente juvenil corre mayor riesgo de terminar en prisión en una etapa adulta. Si bien no se tiene una data de cuántos adolescentes que pasan por el sistema de justicia juvenil, se convierten en adultos delincuentes, para Carpio estas dos poblaciones (jóvenes y adultos) deben tratarse por separado.
En esa perspectiva y tomando en cuenta la norma aprobada en el Congreso para imponer cárcel a menores de 16 y 17 años por cometer delitos graves, el psicólogo consideró que “un adolescente y un adulto sentenciado no pueden convivir en un mismo ambiente penitenciario”.
“Es mucho mejor trabajar desde una justicia restaurativa, en centros juveniles con semilibertad y que los adolescentes no entren a medios cerrados. Un ambiente delictivo [como es un penal] puede afectar aún más a los adolescentes debido a la falta de atención individual en los centros juveniles”, apuntó Carpio.
EL DATO
El psicólogo Renato Carpio señaló que la propuesta del Congreso para imponer cárcel por delitos graves a adolescentes de 16 y 17 años, es una medida populista que no ayuda en la lucha contra la delincuencia juvenil.
¿Cómo se forma un potencial delincuente juvenil?
Durante la charla “Juventud y criminalidad: una mirada desde la criminología del desarrollo”, realizada en el auditorio de la UCSP, el psicólogo Renato Carpio mencionó que existen diferentes factores de riesgo que se acumulan y caracterizan la formación de un delincuente juvenil.
Entre ellos se identifica, por ejemplo, la desatención familiar, la situación económica, el entorno social y la falta de coeficiente intelectual verbal.
“A muchos chicos de los centros juveniles se les complica expresarse, contar sus emociones, comentar sus pensamientos, relatar alguna experiencia. Estas características están muy presentes en este grupo de adolescentes”, detalló Carpio.
Incluso, aclaró que muchos adolescentes forman su carácter a partir de las influencias sociales, como referencias de videojuegos, donde tienen la libertad de cometer actos ilícitos o en la comparación con otras personas famosas.
Así, desde los 14 años, pueden llegar a incidir en robos, hurtos, venta de drogas, entre otros actos “fáciles” para obtener materiales o prendas de alto valor, según Carpio.
Otro factor importante identificado es la baja supervisión parental, que afecta en la toma de decisiones cuando los adolescentes atraviesan el final de su etapa escolar y deben elegir si continúan o no con sus estudios superiores.
IMPORTANTE
El rol del psicólogo también es importante en los centros penitenciarios y centros juveniles, pero el Estado carece de presupuesto y un plan específico para contratar a estos especialistas.

¿Qué se debe reforzar?
El docente del Departamento de Psicología de la UCSP, Renato Carpio, resaltó que el principal factor de protección para los adolescentes es el colegio, allí se debe reforzar la atención psicológica.
“La escuela, como factor de protección, te libra o distrae de una familia con distintos tipos de violencia, barrios sin recursos y otros peligros. En la escuela se pueden moldear los problemas de conducta realizando diferentes actividades grupales, pero también se debe evitar que los docentes ignoren a estos alumnos con problemas de conducta y aprendizaje”, afirmó.
Por último, Carpio explicó que el apego emocional de un adolescente a la familia o colegio también influye, ya que al tener una persona de referencia existe el miedo o compromiso a no fallarle.
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