Los niños se “recursean” cargando agua para las almitas, tal como se observó en el cementerio de Eterna Paz, en Ciudad Municipal.Tras dos años de ausencia la población llegó a los cementerios. A muchos visitantes les tocó arreglar los lechos de sus seres queridos.Como de costumbre, el “negocio del agua para las flores” generó una competencia inusual entre pequeños y grandes.La familia López armó un altar para sus padres que descansan en Cerro Colorado. Con oraciones y las infaltables guaguas, volvieron a visitarlos.Don Mauro visitó a su compañera de toda la vida. “Después de la pandemia vengo a verla y le traje velitas para su alma”, nos comentó.Cada visitante llegó con diferentes arreglos florales para agasajar a sus seres queridos.Algunas familias rindieron tributo a sus difuntos con banda de músicos y bailes incluidos, como les gustaba cuando estaban vivos.En otros casos, llegaron con las imágenes de sus padres para recordarlos en vida.Por estas fechas, los camposantos son muy concurridos y reciben mayor atención de la población.Sin importar las dificultades, incluso en silla de ruedas, las personas llegaron a visitar a sus seres queridos.Después de dos años, los cementerios abrieron sus puertas para recibir a los familiares de sus “huéspedes”.Con Cristo de testigo, un mar de gente abarrotó estos espacios en busca del reencuentro con sus familiares.
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