Geraldine Canasas Gutiérrez
¿Podría un documento del año 1600 predecir futuros desastres naturales? Para María Eugenia Pétit-Breuilh Sepúlveda, especialista en estudios americanos de la Universidad de Sevilla, este postulado es viable y creíble. Es, además, el punto de partida para estudiar uno de los desastres naturales de mayor magnitud de Latinoamérica: la erupción del volcán Huaynaputina.
Detalles históricos
Ubicado al sureste de nuestra ciudad, en la provincia General Sánchez Cerro, en Moquegua, el Huaynaputina es un volcán formado por tres cráteres juntos y, según estudios, se formó entre los periodos geológicos mioceno y pleistoceno.
En febrero del año 1600, el Huaynaputina erupcionó y así sepultó a siete pueblos y destruyó por completo el valle de Omate. La dimensión de esta explosión está documentada por algunas crónicas históricas, que señalan los diversos daños en esta zona y en general en el virreinato peruano; pero hoy sabemos que las consecuencias tuvieron un impacto mundial.
Según Pétit-Breuilh, esta explosión influyó en diversos desastres, como la hambruna que vivió Rusia entre 1601 y 1605, las pérdidas de extensos viñedos en Francia en 1602 y los cambios bruscos de temperatura en Europa.
“He recopilado basta información sobre el Huaynaputina, y tanto a mí como a diversos colegas de la academia científica no nos queda duda de que la magnitud de esta erupción fue incluso más intensa que la del Vesubio, en Italia. De allí que le llaman la Pompeya de América”, afirmó.
La especialista confirmó que hoy tienen nueva información sobre los daños ocasionados por este desastre y que no serían solo siete sino treinta los pueblos sepultados por esta catástrofe. También dijo que hay demasiada información sobre este suceso que aún no ha sido estudiada y que ahora podría ayudar a prevenir sucesos similares.
“Antes pensaban que estos fenómenos eran producto de la divinidad, pero hoy, gracias al avance de la ciencia, hemos podido saber cuáles son sus causas primeras y, además, evitarlas. Sabemos que hay una alta probabilidad de que los eventos pasados ocurran de nuevo, sobre todo porque en muchas de las zonas donde ocurrieron estos siniestros la gente ha vuelto a poblar sin ninguna precaución”, acotó.
Sobre la posibilidad de que estos eventos sean producto del calentamiento global o de la contaminación ambiental, Pétit-Breuilh dijo que no hay relación entre ellos, ya que tanto las erupciones volcánicas como los terremotos son procesos endógenos, es decir, ocurren dentro de la tierra y en sus capas tectónicas. Aunque no pueden ser pronosticados con exactitud, lo ideal es crear una cultura de prevención.
Proyecto Huayruro
El Instituto Geofísico del Perú (IGP); el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet); el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec), y el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD Francia) se han unido para ejecutar el proyecto Huayruro, que tiene como fin descubrir, analizar e identificar toda la información en torno a la explosión del Huaynaputina.
Luisa Macedo Franco, integrante de este grupo de trabajo, señala que debido a la importancia de la prevención de futuros fenómenos naturales, Huayruro fue declarado proyecto de interés regional en Moquegua.
“Trabajamos porque deseamos no solo dar a conocer la historia, sino ayudar a diversas regiones que cuentan con volcanes activos, para así prevenir futuras explosiones. No sabemos si explosiones como la del Huaynaputina se repitan, pero si eso pasa, sabremos qué hacer”, señaló Macedo.
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