Rolando Vilca Begazo
A pocos días de las fiestas de fin de año y del inicio del verano (21 de diciembre), el impacto de la pandemia del coronavirus en Arequipa parece controlado. Desde el sector salud hablan de un “descenso sostenido de casos” y sobre el seguimiento de la tasa de contagio efectiva (Rt), hay un panorama de “relativo control”.
Pero la preocupación que se cierne en este momento es qué podría gatillar la llegada de una ‘segunda ola’ del COVID-19 y nos llevaría una vez más al colapso del sistema sanitario que sufrimos entre junio y julio pasado.
En opinión del jefe del Comando Regional COVID-19, Percy Miranda Paz, en estos momentos podemos descartar una segunda ola para enero o febrero. “Es probable que esta sea para marzo o abril”, apunta. Su análisis se desprende de la efectividad que tengan las medidas de control para el uso de las playas en el litoral arequipeño durante el verano.
Por ello destacó la disposición de las autoridades municipales de Camaná e Islay de ‘cerrar’ las playas en Navidad y Año Nuevo, para evitar que acampen grupos de amigos o familias. “Debemos tener un verano diferente. Nuestras prácticas deben mejorar. Los jóvenes pueden llevar la enfermedad a sus padres y abuelos”, advirtió.
Por su parte, el director de la carrera de Ciencia de la Computación de la Universidad Católica San Pablo, Yván Túpac Valdivia, —que desde meses atrás evalúa la tendencia del Rt y otras variables estadísticas de la pandemia— considera que las reuniones sociales por Navidad y Año Nuevo, podrían ser muy determinantes para levantar la tasa de contagio, y aumentar el número de hospitalizados y fallecidos.
Túpac, infiere su proyección a partir de lo ocurrido en Canadá, donde la celebración del Día de Acción de Gracias canadiense —realizada el 12 de octubre— detonó récords de nuevos casos y muertes por el coronavirus en el último mes, de acuerdo a la información de seguimiento del COVID-19 de la Universidad Johns Hopkins.
“Aquí puede ocurrir lo mismo. Las reuniones familiares por Navidad son muy riesgosas y allí habría casos de contagio que luego, se propagarán en las celebraciones de fin de año por parte de los más jóvenes”, agrega.
Es más, después de analizar la repercusión de las marchas por la crisis política en el país y que según Percy Miranda, no generaron ningún incremento de casos, Túpac advierte que “el impacto de las fiestas de fin de año será marcado, incluso más de lo que pueda ocurrir en las playas, porque sucederá en lugares cerrados y donde las familias interactuarán”.
De una forma u otra, se trata de cumplir con las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio del virus chino, que hasta el momento dejó 2 309 fallecidos y 145 207 infectados en Arequipa.
¿Qué dice el análisis?
Según Percy Miranda, entre el 2 y 8 de diciembre se registró un 5.2% de casos positivos del total de muestras evaluadas. Una semana antes este indicador llegó a 6.5% y temían un rebrote de casos producto de las marchas.
“Hemos retomado el descenso sostenido y llegamos a cuatro días sin fallecimientos, pero para que esto tenga permanencia en el tiempo no debemos bajar guardia. El riesgo más grande de Arequipa serán las playas, la reapertura de cines, gimnasios y teatros, también puede representar una mayor exposición al contagio”, indicó.
La evaluación de la tasa de contagio efectiva (Rt), señala que estamos en 0.85, es decir por cada 100 casos positivos, solo se puede contagiar a otras 85 personas. “Estamos por debajo de 1 y eso nos habla de una situación controlada, pero menos controlada que noviembre”, aclara Yván Túpac.
Además llamó la atención porque la disminución en la toma de muestras por la falta de pruebas rápidas (serológicas) y la constante variación en el número de evaluaciones diarias, podría distorsionar este análisis.
En cuanto a los casos que llegan a UCI, la situación es estable. Hay alrededor de 40 a 41 pacientes internados, de los cuales según las evaluaciones de Yván Túpac, lamentablemente solo un 20% se recuperan.
La cifra que sí está en “incremento sostenido” es la de hospitalizaciones, entre casos confirmados y sospechosos. El 25 de noviembre llegó a 195 casos y desde entonces empezó a crecer día a día hasta 246. Este es el indicador menos controlado y que según Yván Túpac, deberían investigar para ver la causa que lo origina.
Sobre la cantidad de casos activos, se mantiene estable, —al cierre de la presente edición era de 3 409 personas identificadas como portadoras del COVID-19— aunque aquí una vez más incide la disminución en la toma de muestras diarias.
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