Liz Ferrer
Cuando se habla de robots se suele pensar sobre todo en aparatos y tecnología. Pero ¿las humanidades y la historia tienen cabida allí? La respuesta es sí. Así lo ha demostrado el proyecto Rutas 2.0 de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), el cual ha implementado 3 robots sociales para el guiado en museos y espacios cerrados.
Se trata de Pedro bot (construido en su totalidad en la UCSP), Pablo bot y Alice. Ellos tienen rostros amables y curiosos, y pueden resolver preguntas sobre 5 museos de la ciudad de Arequipa respecto a historia, arte y arqueología. La participación del historiador tacneño, Ben Yábar fue clave para que logren este objetivo.
“La robótica puede ser una herramienta valiosa para la cultura e historia. Puede aportar mucho en su difusión. No es como preguntarle información sobre un tema a un buscador en la web. Va más allá porque hay una interacción entre las personas y el robot”, asevera el también egresado de la Maestría de Historia de la UCSP.
Él explica que los robots sociales son aquellos que pueden ser destinados a ramas que no tienen que ver con mecánica o medicina, en las cuales el público suele tener mayor participación y puede interactuar y relacionarse más con los robots.
En el proyecto Rutas 2.0 se encargó de validar información histórica. De este modo, los robots de la San Pablo, además de responder información que hallamos en libros o publicaciones web, están al tanto de investigaciones en desarrollo, algunas de las cuales son de conocimiento exclusivo de profesionales de la historia.
Pedro bot, Pablo bot y Alice están programados de tal modo que no cruzan en medio de grupos humanos y evitan acercarse cuando perciben que una persona está enojada o triste. Entonces, no son solo máquinas que pueden recitar un texto, pues saben cuándo su servicio a la persona es oportuno o no.
Además, cuentan con pantallas para mostrar gráficos, mapas o fotografías que pueden ilustrar mejor sus respuestas.

Interdisciplinario y más allá de las fronteras
El proyecto Rutas 2.0 tuvo a más de 50 personas participando, entre investigadores y voluntarios. Contaron con profesionales de Ingeniería Mecatrónica, Electrónica y Telecomunicaciones y Ciencia de la Computación, pero también hubo integrantes y colaboradores del campo de las Humanidades como Yábar.
Ese es otro de los pilares de la robótica social, lograr una mayor incorporación de profesionales de áreas no relacionadas directamente a las ingenierías o tecnología para llevar a cabo proyectos, porque al ser una rama que busca una mayor interacción máquina-hombre, no se pueden dejar de lado los conocimientos relacionados a la persona humana.
Además, en esta iniciativa participaron especialistas de Arequipa y otras ciudades como Tacna, también se contó con expertos del extranjero, de países como España, Brasil, Venezuela, Francia y Chile.

Humanidades digitales
Yábar sostiene que los proyectos de la robótica social nos hacen voltear la mirada y darle importancia a un campo que se está abriendo paso: las humanidades digitales. Un campo interdisciplinario que combina la informática, en amplio sentido, con las ciencias humanas.
Como muestra, además del proyecto RUTAS 2.0, comenta que en Tacna, en un grupo de investigación al que pertenece, también trabaja en la valorización del aimara. El estudio aún se encuentra en una primera fase con el diagnóstico del estado actual de la lengua en la región, para luego proponer su preservación. “Virtualizar la información es la meta”, refiere.
Iniciativas como estas vuelven más cercana la robótica social, pero “el interés de los gobernantes y ciudadanía es fundamental para generar más proyectos similares”, puntualiza el historiador.
“No es difícil de creer que en un futuro un robot pueda hacer el guiado en un museo o en algún espacio histórico. No se trata solo de una fantasía, es real y es posible, así lo hemos demostrado. En Perú también se pueden desarrollar estas iniciativas”, concluye.

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