Rolando Vilca Begazo
Ántero Flores-Aráoz, desde su privilegiada posición de observador de la política nacional, compartió su análisis y su preocupación por la coyuntura política del país. En este breve diálogo, advierte un escenario propicio para la aparición de candidatos antisistema, con miras a las elecciones presidenciales del 2021.
¿Cómo se puede ser un político decente en un país donde parece que impera la corrupción?
Hay dos vertientes. La de las personas y la de las agrupaciones políticas. En el caso de las personas, desde la época de [Juan] Velasco se dijo que la educación debía ser en casa y la instrucción en los colegios y las universidades. Es por eso que se instruyó solo para el trabajo y se dejaron de lado cursos como Educación Cívica o Ética.
Dejaron la formación humanista para que hubiera formación en matemática y ciencias, que tampoco fue la mejor. Entonces, se tiene que recobrar una educación en valores y no solo en el hogar, sino en los colegios, las universidades y los institutos superiores.
Además, la gente decente no quiere ingresar a la política porque son maltratados después. En lugar de una presunción de inocencia, a los políticos se les considera culpables de cualquier cosa. Así, se dejan espacios vacíos [en los partidos políticos] que se llenan con cualquier cosa.
También es cierto que los partidos políticos no hicieron su labor.
¿Qué ha sucedido con ellos? Fueron dejados de lado o su espacio fue ganado por otros. Los partidos no tienen vigencia, hay que buscar otro régimen de partidos, porque llegan tarde [al pronunciamiento sobre los problemas de la realidad], en medio de un mundo globalizado.
Mientras los partidos se reúnen con su asambleísmo, la prensa ya no llama a los partidos sino a los especialistas. La prensa tiene un criterio más inmediato, informa de qué se trata o brinda sus opiniones, ya no se espera a los partidos políticos.
¿Tenemos partidos políticos o son organizaciones que obedecen a intereses particulares?
Sí tenemos partidos. Entre los que quedan están Acción Popular, el PPC y el Apra.
Y los demás, ¿no lo son?
Son ‘grupos de amigos’, que siguen a un líder y que asumen la política, como decía Mario Polar, de forma muy antropomorfa.
¿Por qué en los últimos procesos electorales estos ‘grupos de amigos’ estuvieron más cerca del electorado, a diferencia de los partidos políticos tradicionales?
Porque estuvieron alrededor de personalidades muy fuertes, que no querían estar sometidas a lo que es la disciplina partidaria y lo que es el escalamiento en los partidos [para hacer carrera política].
En estas agrupaciones hay un supuesto líder, que es más un cacique que quiere llegar de frente a la cúspide sin seguir los escalones; estas organizaciones obedecen a lo que él quiere. Así tenemos a César Acuña, Julio Guzmán, José Luna Gálvez, entre otros.
No más tecnocracia
¿Pedro Pablo Kuczynski (PPK) también encaja en esta definición?
Por supuesto, pero con una cosa peor, que la gente se siente decepcionada de la tecnocracia en el Gobierno. Por mucho tiempo no regresará [al Gobierno] gente comprometida con la cosa técnica. La gente busca más a quien comulgue con los sectores populares.
¿Cómo evalúa la gestión de Martín Vizcarra, después de la renuncia del ministro de Economía y Finanzas, David Tuesta?
La gestión actual es el segundo tiempo del mismo gobierno. Si hacemos un balance, podemos decir que todavía está en azul. ¿Qué va a pasar después?, no sabemos. Ya comenzó a hacer algo de lo que ofreció, como destrabar las inversiones; eso es muy positivo.
Además, con mucho realismo enfrentó la baja recaudación fiscal y optó por el incremento del impuesto selectivo al consumo (ISC). No le quedaba otra alternativa.
Aunque ahora, con la salida de Tuesta, se advierte un retroceso en ese tema.
Porque quizás pudieron ponerlo en otros artículos y no necesariamente en los combustibles. En lo que no estoy de acuerdo con el presidente [Martín Vizcarra] es en su anuncio de cobrar las deudas tributarias a las grandes empresas. Ese es un ‘cuentazo’. Si se analiza cada caso, se verá que cada gran empresa tiene razón [para no pagar].
¿El retroceso en la aplicación del ISC a los combustibles no evidencia una fragilidad en el gobierno de Vizcarra?
Sí, pero también hay que ver que no todas las cosas son técnicas, y en ocasiones tienes que transigir con la cosa política. Porque se debe ver qué es más conveniente, si mantenerte en tus trece [con este incremento], por más técnico que sea, o atender el reclamo de las personas y evitar un conflicto mayor.
Pero ¿un incremento en la tasa de impuestos debería ser consensuado con la población?
Nunca. La Constitución política lo establece de manera clara al advertir que los temas tributarios no son motivo de referéndum ni nada por el estilo.
Es decir, Vizcarra debió mantener este incremento del ISC.
Así es. Lo que se hizo bien es que no vaya la aplicación del impuesto a la renta a las remuneraciones pequeñas, eso era absurdo. Pero en el caso del incremento del ISC, no había otra forma [de mejorar la recaudación fiscal] por más protesta que haya.
A dos meses y medio de la toma de mando de Vizcarra, ¿se puede hablar de una crisis de Gobierno?
No, los ministros son fusibles. Lo que sí me llama la atención es que este señor Tuesta no haya renunciado antes. Si me desautoriza el presidente del gabinete o el presidente de la República, me voy en el acto. Porque si dejo que eso suceda y no protesto, me la van a hacer veinte veces.
Usted ha dicho que el balance del gobierno de Vizcarra aún está en azul, ¿qué debería hacer para que se mantenga así y no pase a rojo en los tres años de gestión que le quedan?
Cumplir lo que dice. Si se maneja bien hacia el exterior y tiene un buen administrador en el interior [del Gobierno], en el presidente del gabinete, puede salir airoso. Depende de él, sobre todo, si le pone mucho esfuerzo a la reconstrucción del norte, a reducir los trámites y a hacerle la vida más fácil al administrado, y, claro, a destrabar con más velocidad las inversiones que todavía tienen problemas.
Antisistema
En este contexto, ¿qué escenario político se puede venir para el país?, ¿quién puede ser el abanderado de la población despechada con todo lo que se ve hasta ahora?
Lo lógico es que sea de centro y que sea una persona decente. Este fracaso de la primera etapa del Gobierno es el fracaso de los tecnócratas, a los que les faltaba ‘calle’, a los que les faltaba ‘muñeca’ política. Podían ser muy técnicos, pero no conjugaban con la población. Esto nos puede llevar a buscar personas que conjuguen bien con la población, pero que tengan ideas ‘trasnochadas’.
¿Podríamos volver a un escenario de candidatos antisistema?
Sí, y eso sería terrible.
En ese contexto, los partidos políticos tienen una mayor responsabilidad frente al país.
Sin ninguna duda.
Pero por lo que usted ha descrito, no están preparados para asumir ese reto.
Pero tienen que afrontarlo y hacer sus reformas internas para sintonizar con la ciudadanía y no presentar más ‘impresentables’ a los cargos públicos. Tienen una gran responsabilidad, al igual que la prensa.
Según Sartori, ustedes han sustituido en buena parte a las organizaciones políticas porque llegan antes y pueden hacer docencia diaria y permanente. Los partidos hacen docencia en sus círculos cerrados, en sus cuatro paredes. Ustedes [la prensa] tienen el privilegio de hacer docencia en todos los niveles, no lo pierdan; esa es una gran responsabilidad.
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