Juan Pablo Olivares
¿Qué queda cuando eres niña y tienes como padre a un ídolo y símbolo del FBC Melgar y del fútbol arequipeño? “Panearte” un poco, claro está. Lelis Neyra Arévalo (41) no se ruboriza al confesarlo, con una sonrisa de por medio.
Ella nació cuando su padre, el célebre futbolista Ernesto ‘Chivo’ Neyra Llamosas, brillaba con luz propia en el fútbol profesional peruano y en el FBC Melgar en los años 80. Si bien, Lelita, como cariñosamente la llaman, no pudo disfrutar de la etapa de gloria de su papá, pasó su niñez y juventud viendo cómo este era requerido y aclamado por los hinchas en la calle.
“Cuando mi papá era futbolista no pude verlo jugar, solo veo algunos partidos por Youtube, especialmente el partido ante Sporting Cristal, cuando salió campeón. Me siento orgullosa y en todos lados me reconocen por ser hija del ‘Chivo’ Neyra”, cuenta emocionada.
La atleta de familia futbolera
Lelis Neyra, nació el 17 de febrero de 1981, un año antes de que su papá Ernesto, alcance la gloria en el FBC Melgar con el título nacional ante Sporting Cristal, en aquel verano del 82. Han pasado más de cuatro décadas y la memoria de aquella hazaña, en la que su padre fue protagonista, sigue fresca.
Lelis, pertenece a una familia de deportistas. No solo su papá fue futbolista, su tío Genaro Neyra también destacó en el deporte rey. Fue campeón y goleador con Melgar en el 81 y figura de equipos arequipeños como el FBC Aurora.
Pero convertirse en futbolista no le quitó el sueño a Lelis. Nunca le llamó la atención, es más, dice que era totalmente descoordinada para el fútbol, además, recuerda que, en esos años prácticamente no existía el fútbol femenino. “Sin embargo, me gusta ver algunos partidos por televisión, nada más”, aclara la hija del ‘Chivo’.
Lejos de la pelota de fútbol, Lelis, la segunda de tres hermanos, se convirtió en atleta y empezó a demostrar sus destrezas cuando de niña corría en el colegio Santa Dorotea. Sus aptitudes físicas en el centro educativo dieron paso a la práctica del atletismo en el estadio Melgar.
Su fuerte fue la velocidad, sobresalió en las pruebas de 100, 200 y 400 metros. También practicó el salto alto, pero su prueba favorita y en la que mejor rendimiento tenía eran los 400 metros.
Compitió en los Juegos Escolares y Trasandinos. Fue campeona nacional a los 13 años en la categoría infantil y juvenil. Intentó llegar a la selección nacional, pero por diferentes razones, no lo consiguió. Pese a ello, asegura estar satisfecha con lo hecho en el deporte base.
Atleta y entrenadora
También se dedicó a la enseñanza del atletismo, como entrenadora. Trabajó en diferentes colegios, creó su club de atletismo Athletic Team AQP y fundó la Liga de Atletismo de Characato. En 2013, empezó a trabajar en la Universidad Católica San Pablo (UCSP).
Se inició en los talleres deportivos y con los alumnos del Programa Deportivo de Alta Competencia (Prodac). Ahora, es coordinadora del Área de Deportes de la UCSP y uno de sus objetivos es brindar a los alumnos la oportunidad de estudiar y hacer deporte. Con ello, busca desterrar la falsa idea de que la universidad es el “cementerio” de los deportistas.
Diagnóstico duro y frío
Todo iba bien. Su nueva experiencia en la universidad iba de maravilla. Pero en 2016, su vida dio un vuelco, con 35 años de edad, le detectaron cáncer de mama de grado 2. El diagnóstico fue un golpe duro para ella.
Lelis, entró en una etapa de depresión, no paraba de llorar y pensaba en la muerte. Pero los médicos le dijeron que todo dependía de ella y de la manera cómo enfrentaría al cáncer.
Fue así que aceptó la situación por la que estaba atravesando y afrontó su tratamiento (quimioterapias, radioterapias y operación), como si acudiese a uno de los entrenamientos de atletismo a los que estaba acostumbrada.
“Todo deportista cuando entrena sufre, le cuesta, se cansa, tiene dolores, quiere tirar la toalla, pero todo está en la mente y eso lo apliqué en mi tratamiento. Así enfrenté y superé la enfermedad”, asegura.
“Los pacientes de cáncer siempre tienen historias que contar, es una vida de lucha y perseverancia. La clave es la actitud, aferrarte a Dios y pedirle que no nos abandone”.
Lelis Neyra Arévalo, exatleta.
Volver a vivir
Ahora, acude al médico cada seis meses para sus controles obligatorios. En ocasiones, reconoce que teme que el cáncer regrese; pero si eso ocurriera, de manera enérgica dice que volvería a enfrentarlo con buena cara y actitud positiva.
Su vida transcurre con normalidad y a un ritmo más pausado. Cuida más y mejor su cuerpo, trata de descansar bien y las horas necesarias. Le gustaría dar charlas motivacionales que busquen promover el deporte y dar a conocer su testimonio de vida, porque lamenta que mucha gente que padece de cáncer no sepa cómo enfrentarlo.
Hay dos cosas que llenan de orgullo a Lelis Neyra. La primera es que pudo vencer al cáncer y convertirse en un ejemplo de superación para cualquier persona que atraviese por un problema o enfermedad.
La segunda, es que cuenta con el amor y respaldo de su familia. De su padre Ernesto, su mamá Carmen, de su esposo Walter y de sus hijas Nicol y Luciana.
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