En Arequipa se preparan los marchistas de París 2024

En los próximos Juegos Olímpicos de París, Perú deposita la esperanza de obtener una medalla en marcha atlética.

Luego de clasificar a París 2024, los marchistas iniciaron su preparación con miras al Panamericano de Santiago.

Juan Pablo Olivares

Kimberly García, es considerada una heroína en Perú desde que obtuvo dos medallas de oro y se consagró campeona del mundo de marcha atlética. Hoy, es la abanderada de una disciplina deportiva que tenía como proyecto nacional buscar gente como ella.

Esta es una apuesta por formar un grupo de élite, donde la campeona mundial y tres atletas más, Mary Luz Andia, Evelin Inga y Luis Henry Campos, afincados desde hace un buen tiempo en Arequipa, afinan su preparación para los Juegos Olímpicos de París 2024.

Potencia mundial

Con un biotipo ideal, estatura promedio y resistencia aeróbica desarrollada de forma natural por las condiciones geográficas de la Ciudad Blanca, los marchistas fortalecen el proyecto que, según el entrenador olímpico Alfredo Quispe, se inició hace más de una década y que ya empezó a consolidarse, al punto de que Perú se convirtió en una potencia mundial y compite en los torneos más importantes.

Alfredo Quispe, sostiene que el proyecto consistió en realizar competencias de fondo y marcha por un periodo de tres años, con la presencia de generaciones de atletas que participaron y destacaron en campeonatos sudamericanos.

“Si hacemos un análisis, en Sudamérica, las pruebas donde se destaca y salen campeones, son las pruebas de fondo. Tenemos a Jorge Aguilar, campeón sudamericano en 2004 y Alex Tapia campeón panamericano. Creo que la marcha atlética es el futuro del atletismo peruano”, asegura.

Colgarse una medalla, es el objetivo de los atletas en los próximos Juegos Olímpicos.

Difusión y apoyo

Kimberly García, es la referente máxima del auge de la marcha en Perú, pero otros nombres le siguen. Los buenos resultados en marcha atlética, mantiene ilusionado a todo el Perú, en torno a un deporte que, aunque aún no es masivo, ha hecho inflar el pecho de orgullo a todos los peruanos. Sin embargo, todavía carece de apoyo y financiamiento de las instituciones públicas y privadas.

Los marchistas quieren ser protagonistas en París 2024, pero no basta con el sistema deportivo que los apoya. La marcha atlética, como cualquier otro deporte de alta competencia, necesita una inyección económica para cubrir los gastos e inversión que demanda. Por ejemplo, unas zapatillas cuestan entre 800 y 1000 soles y según Quispe, tienen una duración óptima de 300 km.

“El marchista recorre aproximadamente 180 km a la semana. Es decir, un par de zapatillas le dura al atleta dos semanas, aproximadamente. Esto sin contar la vestimenta, hidratantes y otras cosas que necesita”, explicó Quispe.

En base a trabajo y esfuerzo, Perú busca consolidarse como potencia mundial de marcha atlética.

Proyecto nacional

En el Perú, hay un promedio de 100 marchistas, divididos básicamente entre Arequipa y Huancayo, ciudades donde se desarrolla el alto rendimiento. No obstante, en nuestra ciudad falta el trabajo de promoción y masificación, temas pendientes que, según el entrenador, deben llevarse a cabo bajo un proyecto nacional.

Este plan debe contemplar la creación de un sistema nacional donde se unifique los criterios y se convoque a más y mejores entrenadores, que formen la mayor cantidad de atletas de alto rendimiento. Caso contrario, se corre el riesgo de que todo lo que se ha logrado hasta el momento se estanque y, peor aún, no salgan nuevas generaciones.

“Un proyecto nacional es fundamental, porque no sólo basta con los puntos focalizados que tenemos de marcha (Arequipa y Huancayo). Es necesario ir a más lugares a difundir esta disciplina deportiva y trabajar con los niños y jóvenes”, asegura el entrenador.

Pese a las dificultades, los marchistas olímpicos siguen firmes con el objetivo que se han trazado y que ya no parece ser tan inalcanzable: el oro olímpico. Un logro único para un país que sólo cuenta con una medalla dorada en la historia de los Juegos Olímpicos y que le pertenece al tirador Edwin Vásquez, en Londres 1948.

Los marchistas han asumido el reto en una prueba que tiene sus particularidades y su propio reglamento. Una prueba que consiste en caminar con rapidez, manteniendo una pierna siempre en contacto con el suelo y moviendo las caderas. Una disciplina que ingresó a los Juegos Olímpicos, por primera vez para las mujeres, en Barcelona 1992.

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