Juan Pablo Olivares
Juan Francisco Ponce Alemán se para al borde de la línea de tres –también llamada la línea triple en el baloncesto– que se encuentra a una distancia aproximada de 7.24 metros del aro. Desde allí, lanza la pelota una y otra vez, desde la parte frontal como desde las esquinas. Lo hace porque quiere dominar el lanzamiento triple, un recurso que considera fundamental en el juego.
A sus 20 años, este estudiante de Administración de Negocios de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), quiere dedicarse al deporte de la pelota naranja y llegar lo más lejos posible. Entre otros beneficios, el básquet le dio la oportunidad de estudiar una carrera profesional gracias al Programa Deportivo de Alta Competencia (Prodac).
El comienzo
Juan Francisco se enamoró del baloncesto en las canchas de su colegio Claretiano. El flechazo ocurrió en tercer año de secundaria, cuando empezó a jugar y entrenar de manera recreativa, hasta ser convocado a la selección escolar.
Juan Francisco se ilusionó. El básquet empezaba a formar parte esencial de su vida, pero llegó la pandemia y prácticamente tuvo que dejar de jugar y entrenar, aunque no de soñar. Tras el encierro a causa del covid-19, el joven basquetbolista volvió al juego defendiendo la camiseta del club Faraday.
“Cuando llego al Faraday, empiezo a jugar de manera competitiva y seria, porque antes lo hacía por hobby. A partir de entonces, recién empieza mi historia con este deporte”, reconoce Juan Francisco.
Empezó en la categoría U17, luego pasó a la U19, y ahora juega en la categoría absoluta, participando en la Liga Superior de Básquet de Arequipa, el torneo local más importante.

Más vale tarde que nunca
Juan Francisco asegura que empezó a jugar básquet de manera competitiva muy tarde, pero que gracias a su constancia, esfuerzo y, sobre todo, disciplina, pudo recuperar el tiempo perdido. Entrena todos los días, tanto con el equipo como de manera individual, enfocándose especialmente en la parte técnica y los lanzamientos.
El alumno de la UCSP reflexiona sobre su corta trayectoria deportiva y las exigencias que tiene esta disciplina. Considera que ha mejorado en técnica y táctica gracias al trabajo y la constancia, al punto de definirse como un jugador más disciplinado que talentoso.
Antes de incursionar en el básquet, Juan Francisco jugaba al fútbol. Como muchos otros basquetbolistas, decidió dejar el deporte rey, al descubrir en el deporte de la canasta un juego distinto, con mucha más emoción y dinamismo.
“En el básquet, en un minuto –o en segundos– pueden pasar muchas cosas. Es un constante cambio de ritmo y exigencia, por eso prefiero este deporte”, afirma con convicción.

Retos y sueños por cumplir
Juan Francisco mide 1.80 m y pesa 75 kg. Juega como alero, una posición que, en su opinión, requiere mucho esfuerzo físico, velocidad y habilidad en el uno contra uno. Además, el lanzamiento de 3 puntos es clave e, incluso, puede ser determinante para el desarrollo del juego.
Actualmente, vuelca toda su experiencia en la selección de la UCSP, con la que compite en los Juegos Universitarios. Su objetivo inmediato es convertirse en campeón regional y clasificar a la etapa nacional.
Pocas carreras deportivas simbolizan tan bien el esfuerzo y los sacrificios como la de Juan Francisco Ponce. Pese a ello, aspira a dar el salto a un nivel más competitivo. Jugar en un equipo de la capital es una posibilidad tangible, y llegar al baloncesto europeo o a la NBA, un sueño.
Discusión sobre el post