Juan Pablo Olivares
Anabella Hervias Salinas tiene el talento, la capacidad muscular, la resistencia, la técnica y la explosividad, condiciones que solo los grandes atletas suelen tener “de fábrica” o en los genes. Pero el éxito es, en realidad, fruto de un trabajo mental, de un entrenamiento constante y responsable.
Anabella es consciente de ello. Por ejemplo, sabe que, a pesar de estar de vacaciones en la universidad, tiene que entrenar todos los días y en doble horario, porque dedicarse al atletismo y, en especial, a las pruebas combinadas (100 metros con vallas, salto alto, lanzamiento de bala, 200 metros, salto largo, lanzamiento de jabalina y los 800 metros), demanda sacrificio y esfuerzo.
Sin límites
Anabella divide sus entrenamientos en pruebas de pista, pruebas de campo y trabajo físico (gimnasio). Además, afina su técnica en el salto largo y el salto alto, su prueba favorita. Por ello, de acuerdo a su entrenadora Lelis Neyra, es calificada como una atleta completa. Una deportista sin límites.
En ese sentido, Neyra sostiene que Arequipa carece de atletas especialistas en pruebas combinadas, ya que se requiere de mucho tiempo y esfuerzo para entrenar una prueba por día. Además, es recomendable que los atletas tengan conocimiento y dominio de algunas pruebas ya establecidas.
Todo esto debe ir acompañado de una alimentación saludable y un descanso adecuado (dormir por lo menos ocho horas diarias), es decir, lo que los especialistas llaman el entrenamiento silencioso.

Deporte y estudio
Esa constante rutina no solo le ha permitido a Anabella ser campeona regional en las pruebas combinadas en 2019, sino ganar la medalla de oro en salto alto en el Campeonato Nacional U-18 de 2023. El atletismo también le ha dado la oportunidad de llevar sus estudios universitarios de la mejor manera posible.
Actualmente, estudia la carrera de Administración de Negocios en la Universidad Católica San Pablo (UCSP), cursa el cuarto ciclo y forma parte del Programa Deportivo de Alta Competencia (Prodac).
Reconoce que, en un inicio, la adaptación a la vida universitaria fue difícil y retadora. “Sentí el cambio del colegio a la universidad, sobre todo para adaptar mis horarios con mis entrenamientos, después ya lo pude manejar. Ya estoy acostumbrada a mi rutina”, asegura.

Pasión por el atletismo
La llama que encendió la pasión de Anabella por el atletismo se prendió en el colegio, cuando la animaron a practicar el deporte base. Fue en ese momento cuando aquella joven colegiala decidió cambiar los coliseos donde jugaba vóley por los estadios.
Desde entonces, Anabella empezó a brillar en la pista atlética, su lugar de trabajo y donde se ejercita a las órdenes de sus entrenadoras.
En el transcurso de 2025, la atleta tiene sus objetivos establecidos. Quiere conseguir una medalla en los próximos Juegos Nacionales Universitarios y clasificar al Panamericano Universitario del próximo año, a desarrollarse en Lima.
Además, aspira a destacar en el Campeonato Nacional U-20, en el mes de septiembre y, por si fuera poco, incursionar en una nueva prueba: el salto triple.
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