Geraldine Canasas Gutiérrez
De los variados géneros musicales que alberga la cultura arequipeña, hay uno que sobrevive al olvido y la poca difusión en los espacios culturales: el vals arequipeño. Compuesto en pentagrama subsiste agonizante, aunque sigue siendo un componente principal de la identidad arequipeña.
Para Augusto Vera Béjar, director de la Orquesta Filarmónica Juvenil de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), la música es muy importante cuando se habla de la cultura y la identidad. “La música arequipeña habla del carácter de los arequipeños, su forma de ser. Muchos temas musicales no escaparon a los acontecimientos históricos y por eso llevan impregnados en sus letras rasgos revolucionarios y contestatarios; esa es, por ejemplo, una característica particular de nuestro pueblo reflejada en la música”, refiere.
Ballón Farfán
Es imposible hablar del vals sin mencionar al señor Benigno Ballón Farfán, reconocido compositor y músico arequipeño que en vida fue asiduo comensal de la picantería La Josefa. Allí deleitaba al público con diversos temas, como los valses Silvia, Arrullo, entre otros.
Sin embargo, para Vera Béjar hay que reconocer a otros compositores que fueron igual de importantes, pero que no corrieron la suerte de ser tan populares.
Dunker
“Debemos de reconocer también a Luis Dunker Lavalle, un gran compositor; y, cómo no, al maestro Eduardo Recabarren García, autor del primer vals que se escribió en Arequipa: el famoso tema Al pie del Misti. También a Juan Francisco Chanove y al reconocido Manuel Aguirre.
Debemos resaltar que Ballón Farfán tuvo mayor suerte porque muchos de sus temas no solo fueron valses arequipeños, sino que se volvieron con el tiempo valses criollos y eso ‘viralizó’ su música; pero insisto en que debemos de reconocer también el trabajo de otros compositores arequipeños”.
Pentagramas
Una característica que ha permitido al vals mantenerse en el tiempo es que este ha sido escrito por sus compositores en pentagramas musicales, que permiten posteriormente ser interpretados por otros músicos. “El pentagrama nos da la facilidad de interpretar estas obras; quizás hacer algunos cambios, quizás pulir mejor algunas notas y adaptarlas a nuevos instrumentos. Eso hace que la música no se estanque y continúe siendo vigente”.
“Nosotros podemos encontrar aún partituras con valses históricos populares desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XIX; y claramente podemos observar que tienen reminiscencias del vals europeo, que fusionado tiene sabor arequipeño”.
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