Entre todos, destacaron La Bolsa y El Deber, por su particular estilo.
Víctor Condori
Pese a la apertura periodística auspiciada por las cortes y la Constitución de Cádiz, a fines del periodo colonial, la región de Arequipa no experimentó el surgimiento de ninguna publicación formal que se asemeje a algún periódico o revista científica. Salvo, los pasquines de protesta que aparecieron durante un levantamiento urbano ocurrido en enero de 1780, conocido precisamente como Rebelión de los Pasquines”
A lo largo de la guerra de Independencia, particularmente durante los últimos años de gobierno virreinal (1821-1824), circuló en nuestra ciudad el periódico El Depositario editado en el Cuzco por el redactor Gaspar Rico y Angulo. Esta publicación apareció por orden del virrey José de la Serna, con el objetivo de defender al último gobierno virreinal de América y también, atacar a las fuerzas patriotas que ya se habían instalado en Lima.
El 8 de enero de 1825 salió a la luz por disposición del libertador Simón Bolívar el primer periódico arequipeño La Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia.
El primer periódico
Semanas después de ratificada la independencia en los campos de Ayacucho, el 8 de enero de 1825 salió a la luz por disposición del libertador Simón Bolívar, el primer periódico arequipeño, La Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia. Este medio estuvo dirigido por el capitán y periodista Andrés Negrón, quien tiempo atrás estuvo a cargo de la publicación de los diarios ‘oficialistas’ El Centinela de Campaña y El Boletín del Ejercito Unido Libertador.
Este fue el primer ensayo periodístico arequipeño y tuvo una corta existencia pues solo logró editar seis números y gracias al aprovechamiento de una improvisada máquina construida artesanalmente por el reconocido inventor arequipeño Jacinto Ibáñez.
El Republicano
Ese mismo año, este primer ensayo periodístico fue reemplazado por una nueva publicación, aunque de igual tinte oficialista, La Estrella de Ayacucho, dirigida otra vez por Andrés Negrón.
Este nuevo boletín circuló durante 37 semanas, es decir, hasta noviembre de 1825, cuando fue sustituido por un tercer diario oficial arequipeño, El Republicano, que a diferencia de los dos antes mencionados, tuvo una existencia más prolongada e ininterrumpida.
Durante las tres décadas de vigencia, El Republicano informó permanentemente a la población local acerca de los decretos gubernamentales, procesos judiciales, ingresos departamentales (aduana y hacienda) y movimientos portuarios (barcos y cargas). Incluso daba a conocer algunos acontecimientos políticos ocurridos en países vecinos como Chile o Ecuador. El último ejemplar vio la luz el 31 de diciembre de 1855.
Periodismo independiente
Estos primeros periódicos podrían ser catalogados como oficialistas, en la medida que estuvieron al servicio de los gobiernos de turno, sean estos liberales o conservadores, democráticos o dictatoriales, regionalistas o centralistas.
Sin embargo, de manera paralela fue editado en la Ciudad Blanca entre 1827 y 1830, el semanario Arequipa Libre, a cargo del coronel Manuel Amat y León, de ideología liberal y cuyo objetivo principal fue desarrollar entre los arequipeños una conciencia ciudadana. Esta publicación fue considerada por Artemio Peraltilla como “el primer semanario auténticamente independiente” de Arequipa.
Posteriormente, en medio de la crisis política y económica de las décadas de 1830 y 1840, hicieron su aparición importantes periódicos de carácter político, aunque de duración bastante corta.
Estos estuvieron dirigidos por reconocidos líderes arequipeños como Manuel Amat y León (El Regenerador en 1834); Benito Lasso de la Vega (El Pensador en 1834); Juan Gualberto Valdivia (El Misti y El Chili en 1834, El Yanacocha en 1835”); José Gregorio Paz Soldán (La Bandera Bicolor en 1839); Mateo Paz Soldán (El Nacional en 1844) y Pedro Antonio Novoa (El Pabellón Nacional en 1848).
De todos ellos destacó claramente El Yanacocha, que se convirtió durante esta época en un defensor apasionado del proyecto de Confederación Peruano Boliviana, establecido en 1836 por el general boliviano Andrés de Santa Cruz.
La segunda década del siglo XIX estará marcada por el auge económico regional, gracias a las exportaciones de lanas, la aparición de numerosas casas comerciales extranjeras y la permanente resistencia de la sociedad arequipeña al centralismo limeño, expresada a través de sus reconocidas ‘revoluciones’ (1854, 1857 y 1867).
En el plano informativo, continuará la proliferación de incontables periódicos, de existencia efímera como, El Porvenir (1850), El Arequipeño (1852), Eco del Pueblo (1854), El Regenerador (1856), Vencer o Morir (1858) y un largo etcétera.
El Yanacocha, se convirtió en un defensor apasionado del proyecto de Confederación Peruano Boliviana, establecido en 1836 por Andrés de Santa Cruz.
La Bolsa
En medio de este ‘boom periodístico’, en 1860 hizo su aparición un periódico de gran influencia en la prensa local y regional: La Bolsa, cuya presencia se extenderá hasta la segunda década del siglo XX.
En este periódico, inicialmente de tendencia liberal, encontraremos información de tipo política, social, económica y cultural relacionada a la ciudad de Arequipa, las provincias del interior, la capital de la república y algunos países del extranjero.
Adicionalmente, se ofrecían noticias policiales, judiciales y los infaltables eventos sociales; temas de literatura (cuentos y poesía) e informes oficiales (cotizaciones de bolsa, movimiento portuario y reportes financieros de algunas instituciones, como el Banco de Arequipa).
El Deber
Hacia fines del siglo XIX, precisamente en 1890, comenzará a circular el diario El Deber, cuya presencia se prolongó de manera ininterrumpida hasta 1962. Este diario, único en su género en Arequipa, tuvo un marcado tinte religioso y confesional, llegando a convertirse con los años en el mayor vocero de la Iglesia Católica durante más de medio siglo.
El Deber, tuvo un marcado tinte religioso y confesional, llegando a convertirse en el mayor vocero de la Iglesia Católica durante más de medio siglo.