Giancarlo Vera Vásquez
Director del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo
“Si las ciencias humanísticas y las ciencias exactas, metodológicamente consideradas, hacen conocer las obras del espíritu humano, las ciencias naturales describen la obra inmediata de la divina creación, el cosmos, y ambas juntas la totalidad del mundo creado”: Edith Stein.
En mi experiencia educativa, he visto muchas intenciones de integrar los conocimientos y saberes en el aula. Por ejemplo, está el aprendizaje basado en proyectos o el enfoque STEAM, que integra disciplinas para resolver problemas del contexto.
Si bien estas metodologías pueden tener su lugar y valor, progresivamente he tomado conciencia de su limitación como método único para integrar los saberes e introducir a los alumnos a la totalidad de la realidad. En el texto citado, Edith Stein da el fundamento de la integración, que no tiene que ver sólo con la utilidad o la resolución de problemas, sino con la realidad misma, el cosmos, el mundo creado. La realidad es una y, por ello, su estudio demanda la integración.
Pero, ¿por qué, entonces, estudiar asignaturas particulares? John Henry Newman, en la Idea de la Universidad, explica que la limitación de la mente humana exige el estudio parcial de la realidad a través de las diversas ciencias. Por ello, desde los albores de la educación, se ha estudiado las ciencias de modo parcial.
Hoy podríamos mencionar, por ejemplo, materias como la Historia y la Literatura, que introducen a la realidad humana, las Ciencias Naturales, que introducen a la realidad física, o la Filosofía y la Teología, que introducen a conocimientos fundamentales que apoyan la organización y sustento de todo saber. El estudio parcial de cada ciencia tiene su riqueza, pero si la realidad es una, es una exigencia de principio buscar la integración en el aula.
La educación moderna busca integrar con vistas a solucionar un problema. Se identifica un problema en la realidad e, integrando diversos saberes, se da respuesta. Eso es válido, pero no debemos olvidar algo que el mismo Newman afirma. Antes del conocimiento productivo o útil (el conocimiento que resuelve problemas), debemos introducir a los estudiantes al conocimiento de la realidad en cuanto tal, ya que el conocimiento es un fin valioso por sí mismo.
Por lo tanto, estudiar matemática es importante, no sólo por su aplicación para resolver problemas cotidianos, sino por su belleza intrínseca y el orden que manifiesta de la realidad. De la misma forma se debe leer una obra literaria, no para cumplir un plan lector, sino por la virtud que manifiestan sus personajes. Estudiar ciencias naturales, no sólo para generar proyectos de cuidado del medio ambiente, sino para maravillarnos con el orden de la creación y profundizar en los misterios de la naturaleza.
El conocimiento útil debe estar siempre subordinado a este conocimiento que se justifica por sí mismo. La misma naturaleza humana y el intelecto reclaman esta jerarquía, ya que plenifican a la persona en cuanto tal, y le permiten pensar, analizar y juzgar anclada en la realidad. Solamente con un sólido conocimiento como el descrito, podrán tener el conocimiento útil y la solución de problemas su recto lugar.
Pero acá hay un aspecto más a considerar. Incluso si un colegio busca el conocimiento por sí mismo, este quedaría en la superficie si no se integra. A fin de cuentas, cada ciencia parcial es el estudio de la misma realidad bajo un aspecto. D.C. Schindler afirma ello, y esto nos permite entender la unidad radical y metafísica que hay en toda asignatura con las demás disciplinas.
Si, por ejemplo, un profesor enseña anatomía humana, este conocimiento quedaría en la superficie si no se tiene la visión del hombre en su totalidad. El hombre no es sólo físico, sino que reclama una aproximación psicológica, filosófica y teológica. Más aún, es persona, y eso implica una unidad radical que trasciende toda disciplina. Como afirma Romano Guardini, debemos aproximarnos a la parte desde el todo, y sólo así podremos hablar de una verdadera integración del saber.
Hemos reflexionado un poco sobre qué es la integración de los saberes. Además, se han dado algunos ejemplos curriculares; sin embargo, profundizar en cómo realizar esta integración sería motivo de otro artículo. Aliento a todos a continuar con esta reflexión y buscar su plasmación práctica. Esta es una tarea urgente para promover una educación acorde a la naturaleza humana.
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