La asociación empresarial, medio de desarrollo sostenible

Ricardo Valdez Cornejo
Director de Glo-Val Consultores
Docente UCSP

Cuatro manos trabajan mejor que dos. Dos cerebros piensan mejor que uno. Alguna antigua sabiduría origina tan conocidas frases, y es cierto que cuando se hace un trabajo en equipo, sea cual fuese el ámbito, los resultados suelen potenciarse. En el mundo empresarial, los hechos no parecen ser diferentes, pero ¿estamos preparados para asociarnos?

Existen diversos indicios que en América Latina nos cuesta trabajar en equipo, a diferencia de lo que ocurre en países asiáticos. Podría tratarse de creencias que impiden un desarrollo conjunto. Creencias como la que señala que si transmitimos una idea antes de concretarla ‘se nos sala’, o que los latinoamericanos somos envidiosos, podrían generar trabas en el trabajo colaborativo. Estimo que son solo creencias… ¡ojalá!

Lo cierto es que la coordinación que conduce a la cooperación, genera siempre sinergia al interior y exterior de las organizaciones empresariales y no empresariales.

La ventaja es que se distribuyen las inversiones, control, responsabilidades, personal, riesgos, gastos y beneficios.

Es posible encontrar alternativas para conseguir resultados positivos, disminuyendo riesgos y sin perder independencia. Existe, tomando en cuenta lo que expresa otro dicho conocido, lo que llamamos “juntos, pero no revueltos”. 

Estas opciones pueden darse con cierta fluidez si aprovechamos los clúster o agrupaciones, en ocasiones espontáneas y formadas por serendipia en un determinado sector geográfico. Estas pueden generar diversos tipos de redes de negocios, entendidas como organizaciones conformadas para optimizar los recursos en las empresas con la finalidad de minimizar los gastos y crear una red que facilite las funciones empresariales a través de estrategias de planificación y comparticiones.

Los tipos de clúster pueden ser muy variados: de industrias (automotríz, tecnologías de la información, manufactura), de extracción (agricultura, ganadería, minería, pesca, hidrocarburos), de servicios (turismo, consultoría de negocios, transporte, restauración), clúster sectorial (diversas empresas operan en conjunto en un mismo sector industrial). 

Asimismo, en relación a la estructura conducente al desarrollo económico, pueden ser sectoriales (diversas empresas operan en conjunto en un mismo sector industrial), horizontales (interconexiones entre empresas en un mismo nivel, con el fin de compartir los recursos), verticales (cadena de suministros y entrega de valor) o geográficos (en un espacio definido).

Existen diversos indicios que en América Latina nos cuesta trabajar en equipo, a diferencia de lo que ocurre en países asiáticos. Podría tratarse de creencias que impiden un desarrollo conjunto.

Aprovechando de forma adecuada el clúster se puede producir un joint venture o colaboración empresarial, la cual es una asociación estratégica temporal de corto, mediano o largo plazo. Las organizaciones, personas o grupos de empresas, mantienen su individualidad e independencia jurídica. Actúan unidas bajo una misma dirección y normativa común con el fin de operar comercialmente de forma determinada.  La ventaja es que se distribuyen las inversiones, control, responsabilidades, personal, riesgos, gastos y beneficios.

Se debe recordar siempre que debe primar el criterio de desarrollo humano sostenible. Puede coexistir diversidad de formas de colaboración conjunta, pero la primera condición es estar dispuesto a ceder en algunos aspectos, generar confianza y tener buena voluntad. Más allá de los contratos legales, debe existir pactos morales donde prime la confianza y el respeto mutuo.

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