Mónica Sánchez
Educadora UCSP
Se piensa en las instituciones educativas como el lugar donde los niños aprenden conocimientos. Esta idea es cierta pero incompleta, pues hoy en día ya es usual que en los colegios se considere que la parte cognitiva es tan importante como la emocional. Por ello trabajar al mismo tiempo ambos puntos permitirá que los niños y jóvenes logren estabilidad. Esto se desarrolla a través de lo llamamos ‘disciplina positiva’.
La disciplina positiva se centra en métodos que permitan que los estudiantes puedan enfocarse en diversos tipos de soluciones en lugar de premios y castigos. Suena simple pero no lo es. Tal vez por eso muchos maestros se quejan de aplicar la disciplina positiva porque tienen demasiado recargada la agenda para incorporar una nueva estrategia. Especialmente, a ellos me dirijo.
Trabajar con disciplina positiva es desterrar la costumbre que el aula es el lugar donde los niños experimentan humillación, muchas veces delante de sus compañeros, debido a una llamada de atención pública.
¿Cómo se aplica? Primero, el maestro debe estar convencido que la disciplina positiva le hará más didáctico el día a día con los niños. Los salones de clase donde se trabaja con este enfoque, se convierten en lugares donde los estudiantes son tratados con respeto, donde se sienten valiosos y motivados por aprender, y donde desarrollan sus habilidades para lograr tener una vida exitosa.
Trabajar con disciplina positiva es desterrar la costumbre que el aula es el lugar donde los niños experimentan humillación, muchas veces delante de sus compañeros, debido a una llamada de atención pública. Por el contrario, este enfoque busca en un ambiente de confianza, que los niños aprendan que de sus errores pueden obtener grandes enseñanzas cada día. El sentimiento de pertenencia en los alumnos es muy importante para su seguridad.
La disciplina positiva, pide al maestro que anime a los niños para que logren el éxito en su vida, que se sientan competentes y que contribuyan de forma significativa al logro de metas en su aula y en su familia. Los estudiantes deben sentir que tienen un poder especial para tomar decisiones y que el resultado de éstas no solo lo benefician a él sino también a su comunidad.
Para lograrlo, es importante que podamos trabajar en el desarrollo de la autodisciplina y autocontrol, que los niños sean capaces de ver que pueden hacer las cosas de forma respetuosa y que entiendan que muchas veces su comportamiento puede afectar a los demás.
La disciplina positiva, pide al maestro que anime a los niños para que logren el éxito en su vida, que se sientan competentes y que contribuyan de forma significativa al logro de metas en su aula y en su familia.
Todo se logrará con la práctica diaria. El fruto del esfuerzo será que los niños puedan encontrar la sabiduría y juicio necesario para desarrollarse. Este es un trabajo donde el maestro debe olvidar que él es el único que tiene el control. Es un trabajo donde se aprende a preguntar mucho y se regaña menos. Es importante alentar a los alumnos para que aprendan a convivir en un ambiente armonioso.
Olvidémonos de decirles constantemente ¡cállate! Sería mucho mejor decirles ¿puedes hablar más bajito? Los animo a intentarlo, es el inicio de un viaje fantástico dentro del mundo de la disciplina positiva.
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